Esta decisión se ha tomado por los responsables de la marca tras el éxito en los últimos tres certámenes del Dakar y vuelve a meter a la compañía alemana dentro de la máxima competición a nivel mundial. Carlos Sainz, aunque no se implicará en la puesta a punto del vehículo, acompañará al equipo en el desarrollo. Desde este mismo año, la normativa para esta competición ha sufrido cambios y nuevas reglas técnicas que han propiciado la reaparición de Volkswagen tras 25 años de ausencia. Entre ellas destacan, por ejemplo, la obligatoriedad de que los motores tengan una cilindrada máxima de 1.600 cm3, inyección directa y un sistema de turbocompresión. Con estas modificaciones en el reglamento, el coche con el que competirán los de Wolfsburgo será un Polo con motor 1.6 TSI modificado para dar hasta 300 cv de potencia. Esta preparación, a la que hay que sumar la tracción integral, le vale al Polo para adoptar el distintivo “R” que ya se encuentra en modelos de producción como el Golf o el Scirocco. Por el momento se desconoce si la marca podría sacar a la calle una versión “R” del Polo.
De acuerdo con el nuevo reglamento, al motor comprimido de cuatro cilindros se le restringirá el suministro de aire cuando el número de revoluciones sea muy elevado mediante un limitador de caudal de aire de 33 milímetros. La nueva reglamentación sobre motores introducida en 2011 se ajusta así a la filosofía del downsizing para lograr una alta eficiencia, manteniendo al mismo tiempo su potencia deportiva.
Volkswagen se unirá por tanto a otras marcas que ya están presentes en esta competición, como Citroën con el DS3, Ford con el Fiesta RS y Mini con el Countryman. Hasta 2013, la marca continuará con las pruebas y desarrollo de este vehículo.
