Además de la aerodinámica, los responsables directos de alcanzar semejantes valores son el bloque gasolina 1.4 TSI de 156 caballos y un eléctrico de 115 caballos. A la venta antes de que finalice el año. ¿Quieres una berlina con los últimos avances tecnológicos? Estate atento al modelo que hoy te presentamos: el Volkswagen Passat GTE. Disponible tanto con carrocería de cuatro puertas como en el familiar Variant, se trata de una versión del afamado alemán pero con motorización híbrida, con la que se consigue un gasto de carburante de 2,0 litros a los 100. Pero, ¿qué esconde realmente esta variante GTE del Passat y en qué se diferencia del resto de gama?
Para empezar, su diseño es levemente diferente respecto a otros Passat, como una línea azul que recorre la parrilla, las luces diurnas de led (van colocados en la parte inferior del paragolpes, en forma de c), diversas tiras cromáticas, las llantas de 17 pulgadas con un diseño que favorece la aerodinámica y una toma frontal inédita que aloja el enchufe del cargador de las baterías de iones de litio. En el interior, por su parte, diversos detalles similares a los del exterior se trasladan al interior, como los elementos azulados, una iluminación ambiente específica y un cuadro de mandos adaptado a las exigencias del GTE, con los diversos parámetros que registra, como estado de las ‘pilas’, cuándo actúa la regeneración o en qué modo de conducción circulamos. Éstos se dividen en cuatro: Battery Charge (el propulsor se revoluciona más para generar electricidad), GTE (máximas prestaciones), Hybrid (actúa como cualquier híbrido del mercado) y E-Mode (sólo eléctrico).
La unión hace la fuerza
Por un lado, bajo el capó se halla un bloque gasolina 1.4 TSI de 156 caballos, similar al que monta un Golf y, por otro, un motor eléctrico de 115 caballos, si bien la potencia conjunta es de 218 caballos. Con una caja de cambios automática DSG de doble embrague, el par máximo logrado es de 400 Newton/metro y el consumo medio homologado es de dos litros a los 100. El 0 a 100 kilómetros/hora queda cifrado en 8,0 segundos mientras que la punta es de 220 kilómetros/hora (hasta 130 kilómetros/hora puede rodar en eléctrico). A todo este popurrí de datos se le suman 50 kilómetros de circulación sin consumir nada de carburante.
Al margen, las baterías necesitan cuatro horas y 15 minutos si se opta por un enchufe estándar mientras que el tiempo se reduce hasta las dos horas y media si se emplea un Wallbox (cuyo coste ronda los 1.000 euros).