¿Lo veremos en la calle? En principio no, aunque corren rumores de que sí. En 2007, Volkswagen anunciaba que iba a mostrar un Golf con un motor biturbo de 12 cilindros y 650 caballos para conmemorar los 25 años de existencia del GTI. Muchos pensaron que se trataba de una broma típica del April’s Fools Day, el día de los inocentes anglosajón, pero cuando vieron las imágenes y conocieron las prestaciones oficiales del GTI W12 (0 a 100 kilómetros/hora en 3,7 segundos y una punta de 320 por hora) hizo temblar a más de un mega deportivo. Ahora la marca de Wolfsburg repite la historia con otro prototipo más grande y menos potente, aunque casi igualmente de rápido con motivo del 40 aniversario del lanzamiento del Golf. El Golf R 400 hace su aparición en el Salón de Pekín, desarrollado en exclusiva por la división de altas prestaciones R de Volkswagen.
Acelera más rápido que un Aston Martin Vanquish de 572 caballos (4,1 segundos), un BMW M6 de 560 caballos (4,2 segundos) o un Chevrolet Corvette Stingray de 466 caballos (4,0). Los 3,9 segundos que hace desde parado hasta 100 kilómetros/hora los logra gracias a su 2.0 TFSI potenciado hasta 400 caballos, un cambio automático de doble embrague, la tracción integral y un peso de 1.420 kilogramos.
Lo querrás conducir
El propulsor es una variante del que emplea el Golf R de 300 caballos aunque retocado para alcanzar los 400 ‘jacos’ a 7.200 revoluciones; alcanza así los 200 caballos por litro de cilindrada e incrementa el par hasta 450 Newton/metro (70 más que el Golf R) entre 2.400 y 6.000 vueltas. En lo que respecta al cambio automático DSG es idéntico si bien la tracción integral 4Motion con un embrague Haldex 5 sí ha recibido una serie de mejoras para que, según la marca, se anticipe a una pérdida de motricidad y adecuar el reparto de par entre las cuatro ruedas. A todo este potencial técnico se le suman los controles electrónicos EDS, XDS y ESC Sport adecuados para ‘llevar’ esta caballería.
Además de lo que se esconde bajo la carrocería, la estética del Golf R 400 es propia, con un ancho 20 milímetros superior por cada lado para alojar los ‘balones’ montados sobre llantas de 19 pulgadas, con los guardabarros sacados hacia el exterior, un guiño al Rallye Golf G60 de 1988. La pintura es mate y los diversos detalles en carbono sobresalen sobre ésta. El enorme alerón posterior, los pilotos en led y las agrandadas salidas de escape doble rematan al R 400. Si damos el salto al interior los bacquets de competición de cuero y Alcántara acaparan todo el protagonismo, junto con una serie de apliques en negro mate repartidos por los paneles de las puertas, las inserciones del salpicadero y los biseles de la aireación del climatizador.