El motor de gasolina bóxer sufre, igualmente, pequeños retoques para entregar sus 200 CV de forma más rápida y lineal, mientras que su dinámica se ha mejorado el flujo de aire, entre otros. Por último, el equipamiento tanto de serie como opcional se ha ampliado aunque lo que sigue destacando por encima de todo es su competitivo precio, pues ya está disponible desde 32.990 euros. Estamos ante la primera gran actualización del deportivo por excelencia de la marca japonesa. Aquél que salió a la venta en 2012 con una filosofía Racing muy clara, tal y como demuestra su configuración de motor delantero y propulsión trasera. Toyota ha tenido por delante un gran reto para mejorar un vehículo que, ya de por sí, parecía casi perfecto. Sin embargo, como todo en este vida, todo tiene margen de mejora y así lo ha corroborado con esta actualización, de la cual, además, ya se conocen sus precios para nuestro país.
Así, por 32.990 euros, podrás tener un GT86 más estilizado y agresivo gracias a los paragolpes más voluminosos, a la parrilla delantera más baja, al alerón trasero mejorado y fabricado en aluminio para ahorrar peso, a los grupos ópticos con tecnología LED o a las nuevas llantas de aleación de 17 pulgadas con diseño de 10 radios. En el interior, por su parte, además de un nuevo volante más pequeño que el anterior, estrena cuadro de relojes en el que se incrusta una pantalla TFT de color y 4,2” que hace las veces de ordenador de a bordo y que ha aumentado considerablemente la información disponible, incluyendo temperatura del aceite, tiempo por vuelta o las fuerzas G a que se somete el coche –estas dos últimas, ideales para rodar por circuito-.
El equipamiento de confort y comunicación también ha sido revisado ya que ahora podrá incorporar el sistema multimedia Toyota Touch 2 con pantalla multimedia de 6,1”, conectividad Bluetooth 3.0, navegador Toyota Touch 2&Go con funciones avanzadas y acceso a apps con actualizaciones gratis durante los tres primeros años.
Esto no se toca
A nivel mecánico, dicha actualización no ha repercutido en absoluto ya que Toyota ha decidido mantener intacto su motor de gasolina bóxer de 2.0 litros y 200 CV, que envía la fuerza a las ruedas traseras a través de una caja de cambios manual de seis relaciones, aunque en opción, por 2.000 euros más tienes una automática con el mismo número de relaciones. Sí es cierto que Toyota ha revisado ligeramente el propulsor para que la máxima potencia esté siempre disponible y la entrega sea más lineal.
También se han aplicado ligeras mejoras a su chasis con puntos adicionales de soldadura en los pasos de rueda traseros, nuevos paneles posteriores más gruesos que mejoran la rigidez a la torsión y nuevos muelles en la suspensión para lograr un comportamiento más progresivo. Del mismo modo, la marca asegura que tendrá una mejor respuesta a alta velocidad gracias al mejorado flujo de aire a través de la carrocería, el cual se ha logrado incorporando unos pequeños deflectores en los laterales y en la parte baja del frontal.
Por último, para redondear el conjunto, incluye un renovado control de estabilidad VSC, con un nuevo modo de conducción denominado Track, más permisivo que hará las delicias de los conductores más habilidosos al permitir un mayor sobreviraje cuando se acelere con contundencia en la salida de las curvas.