La versión que corona la gama del familiar –y de la marca- ha sido puesta a punto por la división Motorsport, quien ha aplicado toda su sabiduría no solo para exprimir ese plus de potencia, sino para dotarle de un comportamiento impecable gracias a la inclusión de un autoblocante electrónico que se convierte en el verdadero protagonista. El resultado, un coche redondo. Hace tiempo que Skoda se quitó de encima el apelativo de marca pobretona del Grupo Volkswagen. Los últimos productos, como el Superb, el Fabia o el Octavia así lo han demostrado. Practicidad, sencillez y tecnología son algunos de los adjetivos que la definen. Sin embargo, la marca checa también sabe tener ese punto de picante que tanto gusta a la mayoría de conductores. Una esencia que deriva directamente del mundo de la competición.
En efecto, por si no lo sabías, Skoda lleva mucho tiempo ligada a las carreras, principalmente a los rallies, ya sean sobre asfalto o sobre tierra. En la memoria de muchos seguro que están los Felicia, Fabia, Octavia o 130 RS. Siglas, estas últimas, que ha acabado por trasladarse a sus modelos de calle. De hecho, es fácil recordar cómo el Fabia contó en su momento con una variante RS, similar a los Cupra o GTI de los SEAT Ibiza o VW Polo. Sin embargo, la llegada de la última generación del compacto –de la que recientemente probamos su carrocería familiar- originó su desaparición de la misma. A partir de entonces, el peso recayó única y exclusivamente sobre el Octavia.
Un plus de potencia
Así es, la berlina media se ha quedado como único representante de estas siglas. Quizá por ello, la marca decidió que era momento de subir un poquito el nivel. El resultado, el modelo que aquí te traemos: el Octavia RS 230. Una variante que llegó a finales del año pasado para complementar al Octavia RS ‘a secas’.
Sí, decimos completar y no sustituir, ya que ambos viven de forma cordial y, a priori, sin molestarse. Para ello, el RS 230 no sólo ofrece 10 CV más de potencia, hasta los 230 que justifican su nomenclatura y que salen del mismo motor: el 2.0 TSI, sino que también ‘calza’ unas ruedas más grandes, en medida de 225/35 R19 montadas sobre unas exclusivas llantas en negro que también dejan entrever unas pinzas de freno rojas, como una línea de escape totalmente nueva con un sonido más melódico. Por su parte, el chasis se mantiene 15 milímetros más cerca del suelo, al igual que en el RS 220. .
Máximo agarre
Pero lo más importante es lo que se esconde en la línea de transmisión, concretamente, en lado derecho. Ahí es donde Skoda ha introducido un diferencial autoblocante controlado electrónicamente, VAQ, siendo la primera vez que esta tecnología está presente en uno de sus modelos. Una solución que consigue aumentar la tracción del vehículo cuando aceleramos a la salida de una curva, ya que es capaz de derivar el 100% de la potencia al eje delantero.
En marcha, eso es justo lo que uno nota cuando está al volante. Con el selector de modos colocado en el programa más deportivo, el Sport –echamos de menos uno más específico que bien podría llamarse RS o Racing-, la caja de cambios automática DSG de seis marchas –opción que cuesta 1.6320 euros- en posición secuencial, las sensaciones que obtenemos no pueden ser más satisfactorias.
- Ficha Técnica Skoda Octavia Combi RS 230 DSG
Motor: Gasolina, cuatro cilindros en línea
Cilindrada: 1.984 cm3
Potencia: 230 CV entre 4.700-6.200 rpm
Par: 350 Nm entre 1.500-4.60 rpm
Velocidad Máxima: 245 km/h
0-100 km/h: 7,0 seg.
Consumo (urbano/extraurb./mixto): 8,4 / 5,5 / 6,5 l/100 km
Emisiones CO2: 149 gr/km
Dimensiones: 4.685 / 1.814/ 1.452 milímetros
Maletero: 610-1.740 litros
Peso: 1.487 kg.
Cambio: Automática de doble embrague, con seis velocidades
Depósito: 50 litros
Precio: 37.030 euros
Precio ud. probada: 44.705 euros
Bien es cierto que la entrega de potencia no hace que te pegues al asiento en las rectas, y eso que solo necesita 7 segundos para llegar a los 100 km/h desde parado, pero lo realmente divertido llega cuando se aproximan las curvas. Gracias al diferencial VAQ, tenemos la posibilidad de retrasar al máximo la frenada, sin por ello perder un ápice de seguridad cuando entramos en la curva y saliendo de ella con exquisita rapidez. En enlazadas consecutivas, este Octavia mantiene el tipo, mostrándose como un coche ágil, eficaz y divertido.
No hay rastro de subviraje y somos capaces de colocarle casi a nuestro gusto en la trazada. Además, el tacto de la dirección ayuda a ello, pues transmite a la perfección toda la información, mientras que los frenos no parecen dar síntomas de fatiga. Por último, poco hay que decir en favor del cambio DSG de seis relaciones, salvo que si quieres ese extra de diversión, te aconsejamos que lo pongas en modo secuencial y tomes el control ya que en automático a veces te sorprende con algún cambio inoportuno.
Ahora bien, el susto quizá te llegue al ver el dato de consumo obtenido en dichas circunstancias, pues al realizar una conducción más ligera, el ordenador en ningún caso, bajo de los 11 l/100 km. Pero además, en condiciones normales, venciendo a la tentación de conectar el modo Sport y circulando con el Eco o el Normal, el dato tampoco mejora en exceso. Sí, el registro baja casi tres litros, pero los 9,1 l/100 km obtenidos tampoco son para echar cohetes, sobre todo teniendo en cuenta que el depósito de combustible solo tiene 50 litros.
Para toda la familia
Un gasto desmedido que no empaña un comportamiento de diez, el cual sorprende más al ver que estamos montados en su carrocería familiar. Sí, nuestra unidad de pruebas correspondía con la variante Combi, es decir, la tipo ranchera -800 euros más cara que la berlina-. Una solución que, como decimos choca, pero que cada vez es más común en el sector… y si no que se lo digan a Audi con su RS6 Performance Avant. Así, además de potencia y diversión, el hipotético comprador de este vehículo tiene la posibilidad de llevar todo lo que le plazca gracias a los 610 litros de capacidad que ofrece maletero. Pero además, en la zona trasera habrá hueco más que de sobra para que viajen sin problema tres adultos gracias al excelente espacio tanto para las piernas como para la cabeza que ofrece.
Por su parte, los que se sitúen delante, se encontrarán un coche sin apenas variaciones con respecto al RS ‘normal’, a excepción de que irán sentados en unos asientos deportivos de tipo bacquet con reposacabezas integrados, cuya forma ha sido especialmente diseñada para agarrar mejor al cuerpo en las curvas. El resto, pedales de aluminio, logo RS o costuras en rojo para el volante, pomo y freno de mano, se mantienen inalterados respecto al RS de 220 CV. Por ello, quizá muchos se planteen la duda de si merece la pena pagar los 4.760 euros de diferencia que existe con su hermano de menor potencia. Pues bien, tras una semana de pruebas con él, nosotros lo tenemos claro, lo merece.