Un vehículo que destaca por eliminar la típica madera del interior y colocar, cómo no, fibra de carbono para darle un toque más exclusivo y deportivo. Está previsto que sólo se fabriquen 25 unidades para todo el mundo. Que Rolls Royce presente una edición de especial de alguno de sus modelos no es una novedad. En cambio, sí lo es que haya decidido sustituir las típicas y lujosas inserciones en madera por unas más ligeras y deportivas realizadas en uno de los materiales de moda: la fibra de carbono. El encargado de recibir dicha materia prima ha sido el Wraith, o lo que es lo mismo, el coupé con tintes deportivos del fabricante inglés.
Su principal característica, como te decimos, es el haber sustituido la madera que recubre el salpicadero, los paneles de las puertas o el volante, por la fibra de carbono; un material que combina perfectamente con el cuero de color negro elegido para tapizar diferentes partes del habitáculo. El toque colorido corre a cargo de los pespuntes y detalles en rojo que aparecen en los asientos al tiempo que el techo sigue estando por compuesto por el característico cielo estrellado, Starlight, marca de la casa.
Lo que tampoco varía es lo que se esconde bajo el capó por lo que el Wraith sigue contando con el motor V12 de 6,6 litros biturbo que desarrolla una potencia de 632 CV y un par máximo de 800 Nm. Con estos datos, y pese a que estamos ante un coche de 5,28 metros de largo y más de 2.400 kilos de peso, que seguramente se ha rebajado gracias a las inserciones en fibra de carbono, el Wraith es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 4,6 segundos alcanzando una velocidad máxima de 250 km/h.