Bajo la denominación Serenity, la marca británica crea un modelo que sobrepasa la exclusividad del resto de su gama al contar con un habitáculo que emplea materiales nunca vistos hasta el momento en un vehículo, como la seda o las perlas para pintar su carrocería. De ahí que no nos extrañe que se hayan dedicado más de 600 horas, simplemente en dejar ‘como la seda’ su interior. A estas alturas de la vida, todos sabemos de lo que son capaces en Rolls Royce. Sin embargo, la británica echa mano de su eslogan Take best and make it better, es decir, “coge lo mejor y hazlo todavía mejor” para seguir dejándonos con la boca abierta. Y eso es, precisamente, lo que ha conseguido con este Phantom Serenity, cruzar la línea del lujo y dejarnos estupefactos ante él.
Más aún cuando sabemos que sólo fabricará una unidad en todo el mundo. Así, no es de extrañar que el departamento Bespoke de la marca se lo haya tomado con total calma para fabricarlo. Y es que simplemente en pulir su carrocería, que está pintada con perlas naturales para darle un toque único e inconfundible, se han empleado más de 12 horas. Igualmente, presenta una serie de detalles en los laterales, que han sido incluidos, cómo no, de manera totalmente artesanal.
Pero ahí no queda la cosa, ya que su interior, que es un culto a la cultura asiática (tanto japonesa como china), presenta un estampado florar bordado a mano que sirve de acompañamiento al tejido principal del habitáculo: la seda. Este material, más delicado pero también más suave y fino, se emplea para tapizar los asientos, las puertas, la puerta alta el salpicadero y el techo. Ello se combina con una madera de cerezo ahumada de la más alta calidad (empleada para la parte inferior de los asientos, la consola central y los paneles de las puertas). En revestir este armonioso y relajante habitáculo se han tardado más de 600 horas.
