Lo único que se aprecia son detalles en el equipamiento y algunas modificaciones de su carrocería, ya sea la corta (5,83 metros) o la de batalla extendida (6,10 metros). Últimamente se han hecho pocas actualizaciones en la competencia de este coche: Maybach, por ejemplo, ha presentado el Zeppelín (más…) basado en el 57S y en el 62S. Tanto el Phantom Coupé (más...) como el Phantom Drophead Coupé (más…) no han sido afectados por estos cambios, ya que precisamente la intención de Rolls-Royce ha sido la de acercar la berlina al estilo de estos dos modelos. Por eso se le han añadido unas llantas de 21” y se ha retocado el frontal para hacerlo más parecido al de aquellas versiones.
Las novedades del interior están a la altura de lo que ya conocíamos: las luces de lectura de la parte trasera son nuevas, los controles en los asientos traseros van integrados en las puertas y hay entradas tipo RCA para sistemas de audio portátiles. Los pasajeros, más protagonistas aquí que en ningún otro tipo de coche, podrán disfrutar de una pantalla de 12 pulgadas que al plegarse queda oculta en los respaldos de los asientos delanteros.
Sin embargo y de momento, no hay nada nuevo en torno a la mecánica. El motor sigue siendo el 6.7 de 12 cilindros con 460 cv de potencia. Las prestaciones permanecen inalteradas: la velocidad máxima es de 240 km/h alcanzando los 100 km/h en 5,9 segundos. El consumo que aparece en la ficha técnica de este modelo es de 15,9 litros. Un último detalle: los tiradores de las puertas están iluminados por LEDs. Sublime, ¿o no?.