En este caso primero llegó el Boxster en la primavera de 2012 y ahora hace su aparición el Cayman, un modelo que se presenta por primera vez al público en el Salón del Automóvil de Los Ángeles con una carrocería extremadamente musculada para volver a lanzar al aire la pregunta acerca de la verdadera necesidad del 911. En el plano estético la segunda generación del Cayman no constituye ninguna sorpresa, ya que las novedades creativas ya se dieron a conocer en el nuevo Boxster y, por lo demás, la línea de techo coupé sigue utilizando en gran medida el mismo lenguaje del antiguo Cayman. El parabrisas está situado en una posición algo más adelantada, mientras que la línea de techo se alarga un poco más hacia la parte posterior. Entre otras cosas gracias a una línea de hombros más elevada el Cayman ofrece ahora una imagen más robusta que la de su predecesor. Con una silueta planta y unas excelentes proporciones, este coupé de motor central promete ofrecernos el máximo placer de conducción.
En los laterales llaman la atención sus dos expresivas aristas que situadas a la altura de las manetas de las puertas y en la zona de las taloneras terminan en unas imponentes entradas de ventilación ubicadas en las aletas posteriores. Éstas últimas evocan además recuerdos del Carrera GT. Los faros rectangulares colocados en posición casi vertical con unidades ópticas dispuestas una encima de la otra son un guiño a los coches de carreras 906 a 917 fabricados durante los años sesenta y setenta. Y la carrocería más dinámica también presenta reminiscencias de otros iconos de la marca como el 918 híbrido.
Con consola central ascendente
Por el contrario, en su interior el nuevo Cayman ofrece un elemento de diseño que ya nos es familiar de otros modelos de Porsche. Al igual que en el Panamera, el 911 y el Cayenne, el nuevo Cayman cuenta con una consola central que se eleva claramente hacia delante. Esta solución, junto con una mayor distancia entre ejes, tiene como objetivo ofrecer más espacio a los ocupantes, así como lograr una mejor ergonomía. Aunque también hay abundante espacio para el equipaje. Solo debajo del gran portón trasero la capacidad es de 275 litros, mientras que en la parte delantera encontramos otro compartimento tapizado con una capacidad de 150 litros.
Sin embargo, el desarrollo más importante desde el punto de vista técnico tiene que ver sin duda con la propulsión, ya que en este apartado Porsche ha logrado aumentar considerablemente la potencia y las prestaciones y reducir al mismo tiempo el consumo. Gran parte de la «culpa» la tiene la nueva inyección directa de gasolina DFI. Además, el sistema automático de parada y arranque, la recuperación de la energía de frenado, una mejor aerodinámica y un peso más reducido también aportan su granito de arena a este importante avance.
Más potencia y menos consumo
La mecánica básica es un boxer de seis cilindros y 2,7 litros de cilindrada que desarrolla 275 CV, es decir 30 CV más que el propulsor de 2,9 litros de su predecesor. Y como debe ser en un deportivo de motor central con motor boxer, el pico de potencia no se alcanza hasta las 7.400 r.p.m. Por lo tanto, los amantes de los regímenes elevados disfrutarán al máximo de esta motorización. Además, el par motor máximo de 290 Nm se encuentra disponible en una amplia gama de revoluciones, entre las 4.500 y las 6.500 r.p.m. En combinación con el cambio manual de seis velocidades, la aceleración de 0 a 100 km/h dura 5,7 segundos y su velocidad máxima alcanza los 266 km/h. Con el cambio de doble embrague PDK (aproximadamente 2.800 euros) el tiempo de aceleración se reduce en una décima de segundo y la velocidad punta también se ve mermada en 2 km/h. En lo que respecta a los consumos, las cifras oficiales son 7,7 (PDK) y 8,2 litros.
El tope de gama –por el momento– es el Cayman S que monta un boxer de seis cilindros y 3,4 litros de cilindrada. En este caso, las prestaciones se resumen en 325 CV de potencia y 370 Nm de par motor que permiten registrar un tiempo de aceleración de tan solo 5,0 segundos y una velocidad máxima de 283 km/h. Con PDK, el Cayman vuelve a ser una décima de segundo más rápido y de nuevo alcanza 2 km/h menos de velocidad máxima. De forma opcional está disponible el paquete Sport Chrono (aproximadamente 1.600 euros) que, en combinación con el cambio PDK, ofrece el denominado Launch Control que hace posible una aceleración de 0 a 100 km/h en tan solo 4,7 segundos. No obstante, el consumo homologado del Cayman S equipado con PDK es de 8,0 litros, mientras que con cambio manual esta cifra aumenta hasta los 8,8 litros.
Más ligero y rígido
El nuevo Cayman también se presenta bien equipado para poder ofrecer a su conductor un exquisito placer de conducción en curva. En comparación con su predecesor, el nuevo Cayman de tan solo 1.310 kilogramos de peso y 1,29 metros de altura ha logrado adelgazar hasta 30 kilos, al tiempo que la carrocería casi 47 kg más ligera ha aumentado su rigidez en un 40%. Como ya demostró con creces el Boxster en la prueba de conducción, el Cayman también debería ofrecer un exquisito placer de conducción en curva a la par que un elevado confort, lo que hace surgir de nuevo la duda acerca de la verdadera necesidad de un 911.
Esta cuestión se plantea sobre todo al echar un vistazo a la lista de precios que arranca en los 101.000 euros del 911 básico. En este sentido, el Cayman disponible a partir del 3 de marzo de 2013 se muestra más mundano: 57.400 euros cuesta la versión de 275 CV, mientras que el S está disponible por 74.400 euros. La versión básica del Cayman dispone de un equipamiento nada desdeñable que incluye asientos deportivos con regulación eléctrica del respaldo y tapizados en semipiel y piel alcántara, freno de estacionamiento eléctrico, elevalunas eléctricos, sistema de audio con pantalla táctil de 7 pulgadas, cierre centralizado con mando a distancia, una enorme pantalla a color situada en el cuadro de instrumentos e incluso ruedas de 18 pulgadas. En principio todo esto podría ser suficiente, pero Porsche ofrece además multitud de extras atractivos con los que no será difícil aumentar el precio con una cifra de cinco dígitos. Y, de esta forma, volvemos a acercarnos peligrosamente al rango de precios del 911.