A pesar de las malas relaciones existentes entre japoneses y chinos por disputas comerciales e históricas, Nissan no ha querido perder la senda económica de la estrategia seguida por los fabricantes europeos y también ha dado el salto al país vecino. El primer paso lo dieron el año pasado cuando abrieron un centro de diseño y de éste surgió uno de los prototipos más llamativos de Nissan de los últimos tiempos, el Friend-Me Concept. Ahora es el Lannia el que ha salido de la imaginación de un grupo de jóvenes ingenieros nacidos en la década de los 80 y que buscan atraer la atención de los conductores treintañeros con los que comparten gustos y, sobre todo, vivencias.
El frontal es la parte más característica porque recuerda a la lució en su momento el Friend-Me Concept, con unos pequeños faros ubicados en los extremos y una parrilla en forma de V de grandes dimensiones. Otras partes de la carrocería recuerdan sobremanera a los trazos que la lucen los nuevos Qashqai, X-Trail o el Murano pero, sin duda alguna, la parte más arriesgada y peculiar es la zaga. Obsérvala en nuestra galería de fotos. ¿Te recuerda al deportivo cupé GT-R? Si es así, estás de enhorabuena porque es lo que se buscaba. Para lograr el efecto se ha trabajado a conciencia en la posición y la forma del techo, ‘flotante’ respecto a los pilares que lo sujetan.
¿Una parte?
Nissan sólo ha desvelado las imágenes del exterior del coche no así el interior. Esto es así porque no lo han desarrollado, una práctica cada vez más habitual dentro del sector por varios motivos: se ahorra dinero, no se gasta más en crear un habitáculo futurista que quedará en el olvido y se destina ese tiempo en modelar otros conceptos de coche que se verán dentro de unos meses (esto fue algo similar a lo que sucedió con el Seat IBe, el anticipo del León de tercera generación).
El Nissan Lannia estará fabricado sobre la base del próximo Infiniti Q30 (se trata de un compacto crossover que se medirá frente al Audi A3) y entrará en producción a mediados de 2016 animado con motores gasolina turbo 1.6 y 2.0 procedentes de Renault (a la que está unida desde hace tiempo y con la que comparte chasis y propulsores). Esta información ha sido facilitada por uno de los máximos responsables de la compañía a unos periodistas especializados en motor, frente a la negativa inicial de materializar el proyecto.
Cuando salga de la cadena de montaje, su estética recordará un poco al Maxima norteamericano. La traducción del nombre hace referencia al icónico Bluebird, del que muchos aún hoy guardan un buen recuerdo.