Así, el nuevo L200, que llega a su quinta generación, se convierte en un modelo más refinado que no pierde un ápice de robustez. Además, estrena una nueva mecánica de 2.4 litros, con 154 o 181 CV que le convierte en un vehículo mucho más eficiente. Y todo ello sin abandonar el gusto por el campo, mantiene la reductora, ni la fortaleza de los que aman su trabajo, al seguir contando con un chasis de largueros y una suspensión trasera con ballestas. Como ya te hemos comentado otras veces, los pick up no suelen ser la opción más elegida por los usuarios españoles que prefieren otras opciones como los SUV o incluso los todoterrenos puros y duros. Sin embargo, su bajo nivel de ventas no resulta un impedimento para que las marcas sigan apostando por sacar al mercado nuevas generaciones… y es que existen otros mercados (como el americano o el asiático) donde sí son importantes. Durante estas semanas, ya te hemos contado la llegada de los nuevos Ford Ranger y Toyota Hilux aunque para completar la terna de modelos, al menos de los que se han renovado recientemente (no nos olvidamos, claro está, del Volkswagen Amarok), faltaba hablar del Mitsubishi L200.
Como en sus rivales, la camioneta japonesa renueva su estética al tiempo que mejora su confort de marcha y gana en eficiencia mecánica. Todo con el objetivo de acercarse al público europeo, el más exigente en este sentido. Su mejora de aspecto viene determinada por una nueva parrilla, nuevos fatos, llantas y colores de carrocería; mientras que en el interior cambian el volante, los mandos de la climatización y se incluye una nueva pantalla táctil central en la que se puede manejar el nuevo sistema de infoentretenimiento. De hecho, tanto por calidad como por imagen, este nuevo L200 es casi un calco del actual Outlander.
Eso sí, en comparación con el SUV, este L200 cuenta con una carrocería de 5,20 metros de largo, 1,81 de ancho y 1,78 de alto que posee una zona de carga de 1,52 x 1,47 metros. Todo ello sujetado por un chasis de largueros en donde la suspensión trasera sigue siendo de ballesta para así soportar mucho mejor la carga que depositemos en la ‘caja’ trasera.
Para mover el conjunto, Mitsubishi apuesta por un nuevo propulsor, el 2.4 DI-D, el cual podrá elegirse con dos niveles de potencia: 154 o 181 CV que estarán asociados a un cambio manual de seis relaciones o uno automático de cinco, respectivamente. Como es obvio, el consumo medio entre ambos motores dista bastante, 6,4 y 7,2 l/100 km, pero más allá de la diferencia de potencia, este salto de casi 1 litro se debe a que el de 181 CV (que da nombre a la variante 300 DI-D) no puede equipar el sistema Stop&Start, como sí lo hace el de 151 CV (denominado 250 DI-D). Lo que no varía es la forma de transmitir su fuerza, que en ambos casos será a las cuatro ruedas aunque dependiendo de los acabados podrá hacerse mediante un selector de modos (Super Select 4WD) o a través del Easy Select, el cual añade caja de reductora y sistema de bloqueo del diferencial central.