Si ya nos quedamos con la boca abierta cuando se presentó el AMG GT, con la variante ‘R’, el departamento Mercedes-AMG se ha superado… con creces. Se trata de la versión más pasional y radical de todos los vehículos que llevan la firma AMG. Por ello, no nos extraña que para desarrollarlo, su puesta a punto se haya llevado a cabo en el circuito de Nürburgring.
Un vehículo que, para impresionarnos todavía más, ha tomado prestado muchos de los elementos del Mercedes-AMG GT3 de competición. Se ha trabajado profundamente en mejorar su aerodinámica, contando con soluciones como el spliter frontal en fibra de carbono (que genera hasta 40 kilos de carga cuando se circula a 250 km/h) o una parrilla delantera activa con lamas verticales.
Estética agresiva
Continuando con el diseño, este AMG GT R ofrece un aspecto diferenciado gracias a los ensanchados pasos de rueda, 4,6 y 5,7 cm más grandes que en un AMG GT normal, a los neumáticos semi-slicks Michelin Pilto Sport Cup2 en medida 325/30 y sobre llanta de 20 pulgadas, delante, y 275/35 sobre llanta de 19, detrás. El color de la carrocería también es completamente exclusivo de esta versión, denominándose AMG Green Hell Magno, en una alusión al Infierno Verde de Nürburgring.
El conjunto se completa con un equipo de frenos de competición con discos carbocerámicos de 390 mm los delanteros y 360 mm los traseros, con pinzas de altas prestaciones pintadas en amarillo. Un conjunto que permite reducir el peso del coche en 17 kilos, lo que unido a diferentes soluciones, como el empleo masivo de la fibra de carbono, permite que la cifra final se quede en unos excelentes 1.555 kg, es decir, 90 menos.
Sobre potenciado
Gracias a ello y, sobre todo, gracias a las modificaciones implementadas en su parte mecánica, no es de extrañar que este AMG GT R solo necesite 3,8 segundos para pasar de 0 a 100 km/h, logrando una velocidad punta de 318 km/h. Unas prestaciones que han mejorado gracias a la potenciación a la que se ha sometido el motor 4.8 V8 biturbo, el cual pasa de los 510 CV del AMG GT S a los 585 CV de este ‘R’.
Un motor que se sigue acoplando a la transmisión automática de doble embrague AMG Speedshift de siete marchas, enviando toda la fuerza a las ruedas traseras. Dinámicamente, se ha mejorado la puesta a punto del sistema AMG Traction Control así como de su diferencial autoblocante. Pero lo más destacable es la inclusión de un sistema de ruedas traseras direccionables que permiten mejorar el paso por curva. En definitiva una auténtica bestia para la que se nos acaban los calificativos.
