Para todo este duro viaje, Mazda nos pone sobre la mesa las importantes mejoras de su actualizado modelo que le hacen capaz de casi todo. El CX-5 se ha visto mejorado en tres aspectos fundamentales. Calidad, tecnología del habitáculo y dinámica de conducción.
El interior se ha mejorado en calidades. Nueva tapiería, paneles y mandos de control con más facilidad de uso y conectividad a raudales. El objetivo de la firma nipona es conseguir la mejor relación entre el conductor y el vehículo.
Uno de los mejores retoques lo vemos en el equilibrio de conducción. Se ha modificado la suspensión y ahora el CX-5 cuenta con el G-Vectoring Control Pus (GVC Plus). Este sistema controla directamente el momento de inercia del vehículo a través de los frenos para conseguir una estabilidad casi perfecta en situaciones, por ejemplo, de curvas reviradas.
Este viaje por el círculo polar ártico no hubiera sido posible si el nuevo Mazda CX-5 no contase con el mejorado sistema de tracción total inteligente. 27 sensores monitorizan las condiciones de la carretera y mantiene la conexión conductor-carretera en prácticamente todas las circunstancias y condiciones adversas posibles.
En definitiva, Mazda presume de buen trabajo y razón no le falta. Este SUV es más preciso y agradable que todas sus versiones anteriores. Un coche referente en la familia Mazda que buscará seguir labrándose el prestigio ganado hasta ahora. Siempre fieles al espíritu Jinba Ittai.