Voy a empezar esta prueba planteándote que pienses en las berlinas medias Premium que hay en el mercado. ¿Ya? Seguramente, en tu cerebro se han proyectado los logos de Audi, Mercedes-Benz, BMW o Volvo, por nombrar algunas de las más importantes. Sin embargo, y si te dijera que en dicho pensamiento también hay lugar para uno japonés, en concreto el denominado Flying M que se incrusta en el frontal de todos los Mazda fabricados desde 1997.
Sí, has leído bien: Mazda. El fabricante japonés lleva varios años inmersos en una profunda renovación que les ha llevado hasta el punto en el que nos encontramos ahora, con una gama amplia, atractiva y de mucha calidad. Prueba de ello son tanto el Mazda 3 (target=undefined), como el CX-3 o el histórico descapotable MX-5 que ya hemos probado anteriormente (target=undefined). Ahora bien, si tuviéramos que destacar un modelo por encima del resto, ese sería el actual Mazda 6.
Ver todos los Mazda 6 de ocasión en AutoScout24.La evolución de la berlina media asiática ha sido tal que le ha permitido ascender de nivel y arrebatar alguna que otra venta a los vehículos que, a priori, se sitúan por encima de ella. Lo ha conseguido poniendo un producto que se ha mantenido lineal con el tiempo, creando fidelización entre sus conductores y mejorando aquellos aspectos necesarios para mantenerse al día con frescura.
Era digital y segura
Como ejemplo claro, el habitáculo, donde se aglutinan la inmensa mayoría de las mejoras que se han introducido en la el modelo que aquí probamos, el cual se corresponde con la segunda actualización que recibe la tercera generación. Aquí, los principales cambios se los centran, sobre todo, las pantallas. En el cuadro de instrumentos se ha añadido una pantalla a color de 4,6 pulgadas que hace las veces de ordenador de a bordo y en el que las informaciones se ven de forma mucho más clara.
Otra pantalla, la del Head-Up Display, amplía tanto la resolución, como el contraste o el número de gráficos. Este es un elemento que solo se monta en el acabado más alto, el Luxury, protagonista de nuestra unidad. Como también lo es el paquete de ayudas a la conducción i-ACTIVSENSE, otra de las novedades de la actualización ya que ahora funciona por una cámara delantera en lugar de por láser de infrarrojos, formado por el sistema de alerta por cambio involuntario de carril o el lector de señales de tráfico. Otro asistente, el de frenada de emergencia automática en ciudad, se oferta desde el acabado más básico.
El volante o unas ventanillas más gruesas, compuestas por un laminado insonorizaciones, son los otros elementos que se estrenan en esta renovación, la cual, mantiene intacta su sensación de calidad, muy elevada, y sobre todo, su espacio. En este sentido, el Mazda 6 se desmarca como un vehículo amplio y confortable, donde dos adultos podrán viajar sin ningún problema de espacio en su zona trasera. Eso sí, el ser un coche algo más bajo de lo habitual, mide 1,45 metros, no le beneficia a la hora de salir y entrar del mismo, sobre todo si la persona es muy mayor o tiene algún que otro problema de movilidad.
En cambio, esta desventaja se transforma en virtud si hablamos del maletero, pues la boca de carga queda ligeramente más cerca del suelo, permitiéndonos cargar con más facilidad nuestros enseres. En lo que a capacidad se refiere, los 480 litros son una cifra a tener en cuenta. No es la mejor de su segmento, un Ford Mondeo tiene 550 litros o un Opel Insignia, 530, pero sí ofrece unas formas regulares en las que distribuir con sencillez la carga.
De sobra
De la mecánica diésel que se esconde bajo su capó, lo único que nos genera son buenas sensaciones. Se trata del bloque de 2.2 litros, con inyección directa, tecnología SKYACTIV y doble turbo en cascada, uno más pequeño para incrementar la respuesta desde bajas vueltas, y otro más grande que actúa en un régimen medio alto. Porque más allá de los 175 CV de potencia que genera, y que le convierten en el tope de gama de los motores de gasóleo, lo que realmente sorprende de este motor es el excelente empuje que demuestra desde únicamente las 1.000 rpm para, una vez llegamos a las 2.000 vueltas, desatar los 420 Nm de par máximo que registra.
En circulación diaria, esto se traduce en un confort de marcha exquisito, en donde el conductor puede incluso olvidarse de las marchas. Para que os hagáis una idea más detallada, en nuestro circuito de pruebas, el ligero repecho que normalmente afrontamos en segunda o en tercera, en el Mazda la superábamos de sobra con la cuarta relación e, incluso con la quinta. Una circunstancia que también tiene su punto de explicación en que la transmisión, manual de seis relaciones, cuenta con unos desarrollos algo más cortos de lo que ya estamos acostumbrados, logrando que el coche no se ahogue por circular en una relación larga. Caja de cambios que, además, ofrece un tacto suave y agradable, con un pomo pequeño y muy manejable.
Eso sí, como el coche está hecho para viajar cómodamente, todo aquel que busque algo de brío en un régimen alto, quizá se vea algo defraudado… no mucho, pero sí algo. Como también lo hará al ver que el dato de consumo real se ‘dispara’ hasta los 6,1 l/100 km, cuando el homologado cifra, únicamente, 4,5 litros. No obstante, pese a la diferencia de más de 1,5 litros, el dato registrado por nosotros se nos antoja excelente, más si tenemos en cuenta la cifra de potencia que manejamos, los 1.600 kilos de peso y las enormes ruedas en medida 225/45 montadas sobre llanta de 19 pulgadas.
Como apunte, aunque las sensaciones de este motor han sido excelentes, entendemos que el best seller sea el motor de 150 CV. Los 25 CV de diferencia no se acusarán en exceso, al tiempo que nuestra economía seguramente nos lo agradezca, primero, porque el consumo seguramente baje alguna décima y, segundo, porque a igualdad de equipamiento, nos estamos ahorrando 670 euros que siempre vienen muy bien, sin contar con que si no queremos tanto dispendio, siempre podremos equipar el acabado intermedio, Style+, ahorrando 2.670 euros.
Ya que hemos mencionado el confort, decir que ambas mecánicas diésel montan nuevos elementos que reducen el nivel de ruido que se filtra en el habitáculo tales como el Natural Sound Smoother, que emplea un elemento amortiguador para reducir el ruido del motor, o el Natural Sound Frequency Control, encargado de neutralizar las ondas de presión sonoras y suprimir las tres bandas críticas de frecuencia en las que tienden a concentrarse las vibraciones de los componentes de un motor diésel. En la práctica, una calidad de rodadura digna de las berlinas de representación, con un aislamiento acústico casi perfecto que redunda en un habitáculo mucho más silencioso.
Ficha Técnica Mazda 6 2.2 SKYACTIV
Motor: Diésel, cuatro cilindros en línea
Cilindrada: 2.191 cm3
Potencia: 175 CV a 4.500 rpm
Par: 420 Nm a 2.000 rpm
Velocidad Máxima: 223 km/h
0-100 km/h: 7,9 seg.
Consumo (urbano/extraurb./mixto): 5,5 / 3,9 / 4,5 l/100 km
Emisiones CO2: 119 gr/km
Dimensiones: 4.865 / 1.840/ 1.450 milímetros
Maletero: 480 litros
Peso: 1.593 kg.
Cambio: Manual de seis velocidades
Depósito: 62 litros
Precio: 35.165 euros
Precio ud. probada: 37.615 euros
Todo bajo control
Por último, no podía faltar el apartado dinámico. Si bien ya hemos comentado que este Mazda 6 está hecho para devorar kilómetros de manera confortable y segura, lo cierto es que si queremos algo más de divertimento, el Mazda 6 responderá satisfactoriamente a nuestras necesidades. Y lo hace gracias al montaje del G-Vectoring Control (GVC), un sistema cuya finalidad es incrementar el agarre del tren delantero cuando entramos en una curva. Sin embargo, a diferencia de otros sistemas que se combinan con el control de estabilidad y los frenos para enviar más par a la rueda exterior, el GVC de Mazda se gestiona mediante el giro del volante.
Así, cuando giramos el volante, el coche utiliza el par motor para generar una fuerza G de deceleración, transfiriendo parte del peso a las ruedas delanteras, aumentando el agarre de estas y mejorando el comportamiento. Si el conductor mantiene el giro de volante constante en la curva, el sistema recupera el par de aceleración y potencia la estabilidad al desplazar la carga al eje trasero, incrementando la estabilidad. Según Mazda, toda esta acción se realiza en solo 15 milisegundos.
Si bien, hemos notado un coche algo más preciso a la hora de entrar en curva, lo cierto es que si uno busca imágenes más clarificadoras de lo que consigue esta nueva tecnología, mejor será que ponga en Google, GVC Mazda, y compruebe de lo que, teóricamente, es capaz. Lo comprobado por nosotros solo puede resumirse en que el Mazda 6 es un vehículo que ha mejorado sustancialmente en lo que a confort y manejabilidad se refiere, que su habitáculo es uno de los mejor acabados del segmento y que su comportamiento le sitúa en los puestos de cabeza de un segmento donde los pequeños detalles acaban marcando la diferencia. Todo ello sin obviar que la berlina japonesa cuenta con la ventaja de poder competir en dos divisiones, porque el término Premium no provoca que se acongoje en absoluto.