El CT200h se renueva, pero lo que no cambia es su planta motriz, compuesta por un motor 1.8 gasolina de 99 CV y otro eléctrico de 82 CV que, actuando juntos, logran una potencia máxima de 136 CV y un consumo medio de sólo 3,6 l/100 km. Pero, ¿es este compacto premium una alternativa real al resto del segmento?
Para cualquier fabricante de automóviles, poner al día el modelo que supone el 25% de sus ventas en Europa supone un gran reto. También lo es para Lexus, que en el caso del CT 200h ha optado, ante todo, por un rediseño estético que consigue que su modelo más asequible obtenga la imagen de sus recientes GS o IS. Lo logran gracias a la incorporación de una calandra que, junto con un paragolpes de nuevo diseño, consigue esa agresiva imagen frontal común a los últimos coches japoneses. Junto a estos cambios, también encontramos el nuevo diseño de faros –que son Led a partir del acabado F SPORT- y de luces antiniebla. Mientras, en la parte trasera, el CT 200h recibe apenas un nuevo paragolpes que, creciendo 20 mm en altura e incorporando unas molduras que simulan la presencia de un difusor de aire, logra una sensación de mayor empaque. Por su parte, el cambio más significativo en la vista lateral proviene del nuevo diseño de las llantas de 16 o 17" .
Como ocurre con el exterior, el interior tampoco ha sufrido excesivos cambios. Lo más notable es la presencia, a partir del acabado Executive, de una pantalla central de 7" sobre el salpicadero que muestra la información del ordenador de a bordo, del equipo de audio o del navegador –si el coche dispone de él-; y, en el acabado Luxury, una pantalla de 4,2" integrada en el cuadro de instrumentos que refleja los mismos datos. Y es que el nuevo CT 200h está disponible en cuatro acabados: ECO, Executive, F SPORT y Luxury. De serie, este compacto viene bastante bien equipado, e incluye 8 airbags, ESP, clima bizona, cuatro elevalunas eléctrico, arranque por botón, radio CD Mp3 con entrada auxiliar y USB, manos libres Bluetooth, llantas de aleación? pero elementos como el navegador son opcionales sólo a partir del acabado Executive –cuesta 1.550 euros-. Por su parte, el acabado superior Luxury ya incluye ´de todo´, y eso supone que puedes encontrar techo eléctrico, navegador específico con aplicaciones on-line o control de crucero con radar de proximidad.
Algo distinto resulta el acabado deportivo F-SPORT, que obtiene una imagen más agresiva gracias a la adopción de unas exclusivas llantas de 17", un alerón trasero, una calandra en forma de panel de abeja y, en las luces antiniebla, la presencia de unos biseles de plástico en color mate. Mientras, en el interior, este acabado incluye pedales de aluminio, instrumentación específica, inserciones metálicas y un volante revestido en cuero perforado.
¿Cómo va?
Ante todo, hay que indicar que nuestra prueba transcurrió, mayoritariamente, por las atestadas –y atascadas- calles de Roma. La ciudad es el habitat perfecto para este coche, que gracias a su cambio automático de tipo continuamente variable y al par motor que le otorga su motor eléctrico, sale de inmediato y sin ninguna vibración de los semáforos. Una vez aumentamos la velocidad, su motor de combustión le otorga la suficiente agilidad para el tráfico diario… aunque lo más destacable llega cuando circulamos a velocidad constante. Gracias al trabajo llevado a cabo por Lexus en la reducción de ruidos y vibraciones, encontrarse en el interior de este Lexus es comparable a hacerlo en coches de segmentos muy superiores, algo a lo que ayuda la calidad de materiales y ajustes de sus plásticos. El único ´pero´ que se le puede encontrar al Lexus en ciudad son sus frenos, y es que ´en el último metro´ cuesta regular con precisión el punto en el que se va a detener el coche. No es tanto un problema del equipo de frenos del CT 200h como una característica inherente al sistema de frenada regenerativa –que recarga la batería recuperando la energía cinética de la frenada para recargar las baterías- de muchos híbridos y eléctricos: en un momento dado, la fuerza de frenado que genera este sistema ´desaparece´ y el coche ha de recurrir por completo a los frenos tradicionales. Es ese momento ´de cambio´ lo que puede desconcertar en un principio al conductor.
El agrado de uso del Lexus desciende cuando se trata de circular por carretera. Ninguna crítica al chasis, que destaca por su estabilidad y aplomo en curva, pero sí para la gestión de la potencia. Aunque desde Lexus han realizado una nueva programación de la caja de cambios, que ahora genera una respuesta más líneal entre la presión del acelerador y el movimiento del vehículo; cuando aceleramos a fondo, el sistema híbrido de este compacto mantiene al motor térmico en su punto de máximo rendimiento… lo que supone elevar las revoluciones por encima de 4.000 rpm, con el consiguiente ruido inherente. Además, y pese a que el Lexus entrega un total de 136 CV, a sus mandos, el conductor siempre percibirá unas aceleraciones más lentas de las que podría conseguir un vehículo de similar caballaje.
Por otro lado, el Lexus tampoco es el coche más adecuado para que viaje una familia, y es que el maletero es escaso –de sólo 275 l- si no contamos con los 100 l ´extras´ disponibles bajo el suelo del mismo, en un doble fondo. La amplitud de las plazas traseras no es tampoco su mejor cualidad, y es que aunque son correctas por anchura y altura, los pasajeros traseros encontrarán menos espacio para las piernas que en la mayoría de compactos. En cuanto al consumo medio, durante nuestra prueba mayoritariamente urbana, se situó en 6,2 l/100 –frente a los 3,6 l/100 km que declara de media en la versión ECO, los 3,8 en la versión Executive y Luxury y los 4,1 l/100 en la F Sport-. Eso sí, no nos cabe duda de que hubiera descendido notablemente en caso de encontrarnos menos embotellamientos.
