No solo los largos plazos de comercialización son una prueba el gusto de Land Rover hacia la tradición, sino que el hecho de que el nuevo Range Rover presente una evolución estética mínima es un signo más de la extrema responsable con la que los diseñadores manejan su propia historia. Al fin y al cabo, el Range Rover ostenta el preciado título de precursor de los SUV modernos.
Nuevas luces
Lo que más llama la atención son los nuevos grupos ópticos delanteros y traseros que se adentran en los laterales y parecen estar conectados entre sí gracias a una arista que recorre todo el lateral del nuevo Range Rover. Aunque las nuevas ópticas recuerden en gran medida a su hermano pequeño, el Range Rover Evoque, los diseñadores han querido mantener el imponente porte del Range Rover. Incluso las tres branquias situadas en ambas puertas delanteras parecen alargar aún más esta nueva reedición que presumiblemente volverá a alcanzar los cinco metros de longitud.
En cambio, lejos de aumentar de peso lo que el nuevo Range Rover ha logrado ha sido reducirlo. Esto es algo que resultaba sumamente necesario, ya que la generación actual pesa alrededor de 2,6 toneladas. Y, una vez más, Land Rover se desmarca de todos sus competidores al convertirse en el primer fabricante del segmento de los todoterreno en realizar la carrocería y el chasis en aluminio. El resultado de esta nueva apuesta es una reducción de peso de 420 kilos. A pesar de que el nuevo Range Rover sigue superando las dos toneladas de peso, sus materiales más ligeros traen consigo una reducción de casi medio litro en el consumo de combustible.
Mayor dinámica
Además del tren de rodaje revisado, del sistema «Terrain Response» mejorado, que adapta la tracción integral permanente al piso por el que circula en cada momento, y de una suspensión neumática optimizada, su menor peso también tiene un efecto positivo en las prestaciones del Range Rover. Hasta ahora este enorme modelo británico no destacaba por ser un maestro de la dinámica de movimiento, sino más bien por todo lo contrario.
Al igual que en la segunda generación del Range Rover, la nueva reedición se volverá a equipar con un diésel de seis cilindros y 300 CV de potencia. Jaguar, otra de las filiales del grupo, ya ofrece un propulsor análogo para el XJ. Asimismo, los motores V8 actuales –tanto en versión diésel como en su variante gasolina de 500 CV equipado con compresor– seguirán estando también en el futuro en la lista de precios.
Más caro que otros
De momento Land Rover no se ha pronunciado con respecto a los datos de rendimiento ni de consumo, al igual que tampoco ha dado a conocer los precios. En la actualidad, el TDV8 arranca cerca de los 90.000 euros. Sin embargo, con la reintroducción del seis cilindros se espera que los precios de acceso bajen hasta los 80.000 euros aproximadamente. Estamos hablando de un precio ligeramente superior al de un Mercedes Benz GL(a partir de 72.470 euros) o un Toyota Land Cruiser V8 (desde 74.500 euros) y claramente por encima de los precios básicos de un Audi Q7 (a partir de 52.500 euros) o un Porsche Cayenne (desde 58.525 euros) –aunque algunos de ellos con propulsores base definitivamente menos potentes.