En plena era turbo, todavía hay quien sigue apostando por el aullido de los grandes motores atmosféricos. Nos referimos, claro está, a marcas con un alto grado de deportividad como es Lamborghini. En efecto, la italiana no solo sigue prefiriendo este tipo de mecánicas para sacar todo el potencial a sus modelos, sino que además las evoluciona progresivamente. (Ver todos los Lamborghini Aventador en el mercado de ocasión (target=undefined)).
Este es el caso del bloque V12 de 6.5 litros que impulsa al Aventador, el cual acaba de ser revisado para entregar nada menos que 740 CV, es decir, 40 más que antes. Para conseguir dicho aumento, se ha modificado el sistema de distribución variable, logrando que el biplaza ofrezca un mayor empuje a un régimen mayor de revoluciones, en concreto hasta 8.500 rpm. Por su parte, en lo referente al par máximo, este no se ha variado, manteniendo los 690 Nm a 5.500 vueltas. Las prestaciones tampoco se han modificado, por lo que alcanza una velocidad punta de 350 km/h, necesitando únicamente 2,9 segundos para alcanzar los primeros 100 km/h desde parado.
Casi el mismo
El aumento de potencia no es el único cambio que presenta el actual buque insignia de Lamborghini. De hecho, estamos ante el típico restyling de media vida de todo modelo –si los deportivos también tienen que actualizarse-. En concreto, estamos ante un vehículo 1,7 centímetros más largo que el anterior, como consecuencia de los nuevos paragolpes delantero y trasero, que estilizan aún más su figura. También estrena difusor posterior, con una enorme ‘trompeta’ en la que hay incrustadas tres salidas de escape, frenos carbocerámicos, de 400 mm de diámetro delante y 380 mm detrás, y alerón posterior regulable en tres posiciones. Respecto a este último, la marca es capaz de ejercer hasta un 50% más de carga que antes, mientras que puede reducir la resistencia aerodinámica en más de un 400 %..., aunque no ha facilitado el coeficiente aerodinámico de ninguna de las versiones.
Una mejoras que ha obligado a los jefes de marketing de la marca transalpina a recuperar la letra ‘S’ para señalar que estamos ante una evolución y así diferenciarlo de su predecesor –hecho que ya ocurrió en los Miura o Countach-. Una sigla que, además, denota un carácter mucho más deportivo, como se comprueba en un chasis que ha sufrido severos retoques. El más importante, sin duda, es el montaje del eje posterior direccionable, permitiendo que las ruedas traseras giren o bien en el sentido contrario, o en el mismo que las delanteras, mejorando la maniobrabilidad y el paso por curva, respectivamente.
El control de estabilidad también ha recibido una nueva calibración y se ha revisado la electrónica para mejorar la tracción. Además, añade un nuevo programa de conducción a los tres ya existentes, Strada, Spor y Corsay, denominado EGO. Con él podremos ajustar a nuestro gusto la respuesta del control de la tracción, del motor, de la transmisión, de la amortiguación y de la dirección; es decir, que es la forma que tiene Lamborghini de nombrar al programa Individual de otras marcas.
A la última
Al tratarse de una actualización comercial, el Lamborghini Aventador S no se escapa tampoco de las garras de la digitalización. Así, presenta un sistema multimedia actualizado, compatible con Apple CarPlay, en el que opcionalmente se puede incluir el sistema de telemetría de Lamborghini, con información detallada tanto del tipo de conducción como de los parámetros del vehículo. Todo ello se muestra a través de una nueva pantalla TFT de mayor resolución. Por último, como buena marca de ultra lujo, todo aquel cliente que quiera personalizar aún más el interior del coche, solo tiene que echar mano del programa Ad Personal, y elegir entre una extensa variedad de materiales, colores y tapicerías que aumente la ya de por sí abultada factura del modelo, pues estamos ante un coche que cuesta, de inicio, 281.555 euros.