Cuando estuvimos en la presentación de la nueva gama Optima, los dirigentes españoles de KIA ya nos lo adelantaron: “tenemos preparada una sorpresa para el Salón de Detroit. Un modelo que superará los límites de la marca”. Pues bien, ese vehículo es el que protagoniza estas líneas: el Stinger GT.
Se trata de una berlina cupé de cinco puertas y 4,83 metros de largo, que llegará para rivalizar directamente con los Audi A5 Sportback o BMW Serie 4 Gran Coupé, quedando claro que la ambición de la marca coreana no tiene límites. Para ello, el Stinger GT apuesta, claramente, por el diseño. Nacido del trazo del jefe de diseño de la marca, Peter Schreyer, quien ha conseguido impulsar la imagen de KIA hasta cotas insospechadas, muchos de sus rasgos recuerdan a los del GT Concept que la marca presentó en el Salón de Fráncfort de 2011.
Se sustenta sobre una nueva y moderna plataforma, la cual, además de otorgarle una mayor rigidez, le permite ofrecer un interior muy amplio. No en vano, declara una distancia entre ejes de 2,90 metros, perfecto para que se den cabida cinco ocupantes. También anuncia un maletero por encima de la media, aunque no se conoce el dato concreto, al que se accederá a través de un portón de accionamiento eléctrico. Ya que hablamos del interior, decir que no se queda corto en lo que a deportividad se refiere.
Equipa asientos deportivos envolventes tapizados en cuero Nappa, inserciones en fibra de carbono, así como una generosa pantalla central flotante de tipo Tablet. La instrumentación combina indicadores analógicos con otros digitales, gracias a la pantalla TFT en color situada entre ambos relojes, que se complementará con el Head-up Display.
Puesto a punto en Nürburgring
Pese a haber sido presentado en el país norteamericano, donde KIA goza de un excelente popularidad, el desarrollo del vehículo ha sido llevado a cabo en el centro técnico de KIA Europa. Para que la puesta a punto del chasis fuera lo más deportiva posible, se desplazaron a uno de los templos de la velocidad: el circuito de Nürburgring.
El chasis combina una suspensión delantera McPherson con una trasera multibrazo aunque, como novedad, el conductor podrá modificar la dureza de la amortiguación a través del sistema de control electrónico Dynamic Stability Damping Control. Funciona predictivamente dependiendo del estilo de conducción y de las condiciones de la carretera. Contará con cinco programas diferentes: Personal, Eco, Sport, Comfort y Smart, los cuales también variarán el tacto de la dirección, la respuesta del motor o la de la caja de cambios.
Era turbo
Bajo el capó, de momento solo se han anunciado dos motores, ambos de gasolina turboalimentados, aunque no se descarta que para el mercado europeo acabe llegando alguna que otra variante diésel. El escalón de acceso lo compone 2.0 Turbo de cuatro cilindros, de 255 CV y 353 Nm de par máximo, mientras que el tope de gama recaerá sobre un V6 biturbo de 3.3 litros que rinde 365 CV y cuenta con un par máximo de 510 Nm. Este último es, sin lugar a dudas, el motor más bestia que jamás haya montado un KIA. También será el más rápido, pues no solo alcanza una velocidad punta de 269 km/h, sino que únicamente necesita 5,1 segundos para llegar a los 100 km/h desde parado.
En ambos casos, la caja de cambios es la automática con convertidor de par, de ocho relaciones con levas en el volante. Transmisión que se encargará de transmitir la fuerza a las ruedas posteriores aunque, por primera vez, la marca ofrecerá un sistema de tracción integral fuera del segmento de los SUV. Las versiones de propulsión posterior cuentan con un diferencial autoblocante mecánico que contribuye a una mejor distribución de la potencia entre las ruedas.