La segunda generación de la berlina coupé gana en atractivo, lujo y equipamiento al tiempo que estará propulsada por una eficiente gama mecánica que apuesta íntegramente por el turbo. Todos aquellos conductores que ahora mismo ‘farden’ de tener un coupé alemán del corte de un Audi A5, BMW Serie 4 o Clase C Coupé, que se vayan preparando porque a lo largo de este año, desde el país del sol naciente, llegará una propuesta que a buen seguro les pondrá los dientes muy largos: el Infiniti Q60.
Un modelo que ha sufrido una cura de rejuvenecimiento para, esta vez sí, ponerle las cosas difíciles a la terna alemana antes mencionada. Para ello, ha adquirido muchas de las líneas de diseño del Q60 Concept, el prototipo que la marca japonesa presentó en el Salón de Detroit de 2015. Desde el primer vistazo, esta segunda generación ya impresiona gracias, principalmente, al nuevo frontal que incorpora. En él se ha incluido una calandra de grandes dimensiones (que además es activa y se cierra para mejorar el flujo aerodinámico) nuevos faros de LED y un capó más voluminoso. Como buen coupé, el Q60 cuenta con una caída del techo muy marcada que finaliza en una zaga más voluminosa y atractiva que la de su predecesor. El conjunto exterior se completa con unas llantas de 19 pulgadas (en opción existen unas de 20).
Ya en el interior, el conductor y copiloto se acomodarán en unos asientos de cuero deportivos rodeándose de un ambiente de lujo en donde prima el cuidado por los pequeños detalles. Primarán las inserciones en aluminio y fibra de carbono mientras que la consola central esará presidida por una gran pantalla táctil en la que se incluirá el sistema multimedia Intuition.
Pasión por el turbo
A nivel mecánico, el coupé japonés hará gala de su deportividad gracias a la turboalimentación, que estará presente en los tres motores que, de momento, ha anunciado para Estados Unidos. La versión de acceso correrá a cargo de un 2.0 Turbo de cuatro cilindros que entrega 211 CV y 350 Nm de par máximo, logrando un consumo medio de 9,8 l/100 km. Un escalón por encima se situará el nuevo V6 3.0 TwinTurbo que ya monta el Q50 y que, al igual que en la berlina, estará disponible con dos niveles de potencia: 300 y 400 CV. El primero ofrece un par máximo de 400 Nm con un consumo medio de 10,2 l/100 km, mientras que el segundo sube sus cifras hasta los 475 Nm y los 10,7 l/100 km.
Dicha terna se asocia a una transmisión automática de doble embrague con siete velocidades que enviará todo su potencial a las ruedas traseras, aunque opcionalmente se podrá optar por la tracción total con un reparto de par 50:50 entre ambos ejes
Para enfatizar aún más su deportividad, contará con un selector de modos de conducción, con hasta seis posibilidades diferentes: Standard, Nieve, Eco, Sport, Sport+ y Customize, así como con dos tipos de suspensión, una estándar y otra ajustable electrónicamente denominada Dynamic Digital con dos posiciones Sport y Sport+
El punto tecnológico viene determinado por un amplio elenco de sistemas de seguridad, como la cámara de 360º, el aviso de cambio involuntario de carril, el detector de ángulo muerto, el control de velocidad de crucero adaptativo o un sistema de frenada de emergencia con detección de peatones.