Los SUV siguen al alza. Prueba de ello es que cada día aparece ante nosotros un nuevo modelo. En esta ocasión, el protagonismo lo centra Hyundai con el que Kona, un vehículo con el que la marca parece cerrar el círculo comercial de los todocaminos y que se unirá a los ya existentes Tucson, Santa Fe y Grand Santa Fe.
En esencia, estamos ante el sustituto natural del malogrado ix20, ya que presenta unas dimensiones muy compactas, con 4,16 metros de largo, 1,80 de ancho y 1,55 de alto. Cotas que le colocarán justo en el corazón del segmento B-SUV donde se espera que, en pocas semanas aparezcan también modelos tan interesantes como el SEAT Arona, el Citroën C3 Aircross o el que será su primo-hermano, el KIA Stonic.
Entra por los ojos
Una de sus grandes virtudes será la estética. Y es que el Kona impresiona desde el primer momento, con unas líneas más arriesgadas que las del resto de SUV de la marca, e incluso mucho más que la del último i30. El frontal es la parte más llamativa, presidida por la ya característica parrilla trapezoidal de grandes dimensiones, a la que acompañan dos juegos de luces, una superior enfocada para las luces de conducción diurna de tipo LED, y la inferior para las luces principales. Quien lo vea de primeras, puede que esta configuración le recuerde a la que ya emplean tanto Citroën como Jeep. De perfil, el modelo gana en dinamismo, con un techo flotante que puede ser bicolor y que desemboca en una zaga más robusta, similar a la del Tucson. Como no podía ser de otra forma, todo el perímetro inferior del modelo está recubierto por una tira plástica que se prolonga hacia los parachoques. El conjunto se completará con 10 colores para la carrocería y una amplia variedad de juegos de llantas de aleación.
De puertas para adentro, el diseño será similar al del nuevo i30, con una pantalla táctil central hasta de 8 pulgadas de tipo flotante y una consola ordenada y sencilla, con pocos comandos analógicos. Todo ello estará acompañado de una habitabilidad superior a la de la media, fruto del empleo de una nueva plataforma modular –la misma que ‘sujetará’ al Stonic- y que le permite gozar tanto de un espacio trasero sin igual, como de un maletero de 361 litros.
Entre su listado de opciones de equipamiento, aparecen elementos inéditos en el segmento, como un Head-up Display –primera vez que lo emplea un Hyundai-, al que acompañan un sinfín de ayudas y asistentes a la conducción, como la alerta por cambio involuntario de carril, el detector de objetos en ángulo muerto, la frenada de emergencia automática en ciudad con aviso precolisión, sensor de cambio de luces automático de carretera, alerta por tráfico cruzado trasero…
Con tracción total
Mecánicamente, el Kona estará disponible con cuatro propulsores, dos de gasolina y dos diésel. La primera dupla la formará el tricilíndrico 1.0 T-GDI de 120 CV asociado al cambio manual de seis relaciones y el nuevo 1.6 T-GDI de 177 CV, combinado exclusivamente con la transmisión automática de siete relaciones. El dúo diésel, por su parte, lo compondrán las variantes de 115 y 136 CV, erigidas a partir del mismo bloque, el conocido 1.6 CRDi de cuatro cilindros, con la misma configuración de transmisiones, manual para la de acceso y automática para la más potente.
Pero además, tanto el gasolina de 177 CV como el diésel de 136 CV, podrán combinarse con la tracción a las cuatro ruedas, algo poco habitual en este segmento. Otro elemento poco común en su categoría es el montaje de una suspensión trasera de tipo multibrazo que será exclusiva de las variantes 4WD y que promete un mejor comportamiento. Por su parte, los Kona 2WD optarán por una barra de torsión.
El paso está dado. Hyundai ya ha puesto sobre la mesa su apuesta para el segmento de los SUV urbanos. Ahora habrá que esperar hasta octubre para verlo rodar por las carreteras. La espera se va a hacer larga.