Inspirada en la CRF450R
Honda se ha centrado en afinar su motor refrigerado por aire de cuatro velocidades para que los pilotos noveles se sientan más cómodos a bajas revoluciones. Para conseguirlo, no sólo ha crecido la cilindrada hasta los 125 cc, sino que también se ha aumentado la velocidad del flujo de gas, con un cruce y alzada de válvulas reducidos. Asimismo, la incorporación de un arranque eléctrico también facilita un poco más las cosas a los más jóvenes, que ya no tendrán que tirar de arranque a patada cuando el motor de apague, cosa bastante común después de una caída.
Por supuesto que también se ha trabajado para mejorar la maniobrabilidad y el control de la moto, además de la confianza en las frenadas. Es por estos motivos que se incluyen unas horquillas más reforzadas y de diámetro mayor y un amortiguador trasero de mejor calidad, lo que mejora la absorción de baches, el comportamiento en marcha y la precisión de la dirección. Incluso vemos nuevos puntos de apoyo más anchos, como el reposapiés y el pedal de freno, que complementan el manillar más estrecho y permiten un mayor control. Además, la proporción triangular de la carrocería es la misma que en la CRF450R, aportando de este modo las mismas ventajas de libertad para que el joven piloto se mueva sobre la moto.
La versión F monta una rueda delantera de 17 pulgadas y una trasera de 14, mientras que la FB —para chavales un poco mayores o más altos— opta por una de 19 delante y de 16 detrás. En ambos casos se confía la frenada a un disco hidráulico de 220 mm delante, complementado por un tambor trasero de 95 mm. Los colores Rojo Extreme y Blanco Ross, así como sus gráficos, le proporcionan el inconfundible sello CRF. Con todo, la CRF125F está fabricada para ofrecer todo lo que un joven piloto novel podría esperar para sus experiencias off-road: es robusta, fiable, fácil de mantener y muy divertida.