El Salón de Fráncfort, que se celebra del 12 al 24 de septiembre, será testigo de la llegada de un nuevo híbrido: el CR-V. De momento, Honda lo presenta como prototipo como consecuencia de su motor. Y es que a nivel estético, el todocamino presenta la misma fachada que el modelo que lleva un año circulando por las carreteras de Estados Unidos.
Pero como lo importante es su motor, hablemos de él. El grupo propulsor de este CR-V Prototype combina un bloque de gasolina atmosférico 2.0 i-VTEC, de cuatro cilindros y ciclo Atkinson, con dos motores eléctricos, en donde uno de ellos hace las veces de generador. Este sistema híbrido, que la marca estrena por primera vez en un SUV, se combina con caja de cambios de conexión directa con una sola relación, como la que emplean los actuales vehículos eléctricos.
La tecnología i-MMD como la denomina la marca japonesa, ofrece tres modos de conducción: EV Drive (totalmente eléctrico), Hybrid Drive (mixto) y Engine Drive (con el motor de gasolina, principalmente). Aunque Honda no ha facilitado la autonomía del primero, sí sabemos que no tiene intención, al menos de momento, de que sea enchufable. Según el fabricante, los modos Hybrid Drive y EV Drive serán los que más se utilicen, mientras que el modo Engine Drive solo se empleará cuando los requerimientos de potencia son importantes.
Además de este motor híbrido, el nuevo CR-V, que llegará al mercado a finales de año, también estará disponible con un nuevo bloque de gasolina, el 1.5 turbo VTEC de 182 CV en combinación con una caja de cambios manual o con la automática CVT. De esta forma, desaparece la oferta de propulsores diésel, una medida un tanto arriesgada pero que sirve para entender por dónde se moverá el sector en los próximo años.
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