Su carrocería esconde no sólo un cuidado estudio aerodinámico que repercute en aletines casi imposibles de ver en un coche de calle (como los remates salientes en forma de spoiler en la zaga), sino que el FXX K es en sí un laboratorio andante para poner a prueba un conjunto de soluciones tecnológicos para llevarlas a una escala industrial en la próxima generación de 'cavallinos'. El deseo de ir siempre rápido es una constante en el ser humano, que se esfuerza por batir una y otra vez los récords que existen al respecto. Bugatti, Koenigsegg y ahora Ferrari, cuyos trabajadores se han desarrollado una máquina que puede considerarse una auténtica obra de ingeniería: el FXX K, un prototipo de carreras que se usará o en una copa monomarca o en alguna competición oficial de la FIA. Para que te hagas una idea de la brutalidad del FXX K, quienes ya lo han escuchado en vivo dicen que nunca antes han sentido algo parecido y que puede asemejarse a los anteriores monoplazas de la categoría reina del automovilismo: la Fórmula 1.
Basado en el LaFerrari (el deportivo híbrido sucesor del Enzo y rival, entre otros, de McLaren P1 y Porsche 918 Spyder), el FXX K es 194 milímetros más largo y 59 milímetros más ancho, si bien la batalla y la altura son las mismas en ambos (2,65 metros y 1,15 metros respectivamente). Otra cota modificada es la altura de la 'nariz', que baja 30 milímetros para mejorar el impacto del aire en el frontal y cómo se distribuye éste por todo el capó y el parabrisas. La canalización de este mismo viento es importante en el eje trasero ya que es responsable directo de pegar el 'culo' al suelo a alta velocidad, por lo que se han introducido, entre otros, unos aletines abiertos en los extremos (que simulan ser los soportes de un alerón), con el fin de generar una carga aerodinámica superior; según el comunicado oficial, el FXX K genera un 50% más de downforce que el LaFerrari: 540 kilogramos de 'peso virtual' a 200 kilómetros/hora. Y si la masa oficial es de 1.345 kilogramos, el FXX K es literalmente un avión del asfalto.
Y si hablamos de velocidad, hay que hacerlo de la mecánica: se trata de una unidad híbrida que alcanza 1.050 caballos y 900 Newton/metro de par; normal que hayan tenido que reforzar la distribución y el escape para soportar semejante potencial... Por un lado, se usa un V12 de 6.262 centímetros cúbicos (860 caballos) y, por otro, un bloque eléctrico de 190 caballos. Ambos se unen a través de una caja de cambios automática de doble embrague de siete marchas.
Pero hay detalles que merecen la pena conocer: control de tracción F-1 trac, diferencial electrónico E-Diff de tercera generación, sistema HY-Kers (de ahí la k en el nombre) con cuatro modos de actuación, amortiguación de carreras...
Futuro prometedor
En un principio está previsto que se ensamblen 10 unidades del FXX K que, por supuesto, ya tienen dueños, aunque puede que se abra la 'mano' y se fabrique alguna unidad más. Estos afortunados clientes participarán junto a Ferrari en un programa de desarrollo que durará dos años con la idea de perfeccionar y mejorar todo el esquema tecnológico del coche para adaptarlo a los futuros Ferrari de producción, cuya próxima generación debería incorporar estas soluciones.