Por fuera, el nuevo Camaro luce un frontal más bajo y unos faros delanteros más afilados. Apenas hay cambios en el interior, siendo la única modificación destacable la incorporación de unos asientos bacquet realizados por Recaro, con el distintivo de la versión "Z/28" en sus reposacabezas.
El bastidor es 45 kg más ligero que el del Camaro SS -del que conserva la plataforma-, mientras que las llantas de aleación ligera disminuyen de tamaño: Las de 20 pulgadas dejan paso a unas de 19", montadas sobre unos neumáticos Pirelli PZero Trofeo R de medida 305/30 R19. Otras formas de optimizar el peso del vehículo a las que ha recurrido Chevrolet son unas baterías más ligeras, cristales de menor grosor y la eliminación del kit antipinchazos; incluso el aire acondicionado es opcional.
En total, un ahorro de 136 kg respecto a un Camaro ZL1. También buscando el rendimiento, las modificaciones aerodinámicas consisten en nuevos splitter delantero, difusor y spoiler traseros.
Para el Camaro, Chevrolet ha decidido seguir el camino opuesto al downsizing: En vez de reducir la cilindrada pero aumentar las prestaciones gracias a turbocompresores -una decisión habitual entre los fabricantes en los últimos tiempos-, ha prescindido del motor 6.2 de 587 CV para montar un 7.0 con sólo 507 CV de potencia -el mismo propulsor que en el Chevrolet Corvette Z06 entrega 513 CV a 6.300 rpm-.
El nuevo motor promete mejorar la respuesta del Camaro a bajo régimen, y ha sido escogido por la marca porque cree que con él, el Camaro Z/28 será la versión más ágil jamás producida. Por último, tratando de conseguir una frenada acorde a la conducción en circuito, Chevrolet ha montado unos discos ventilados carbonocerámicos exclusivos de la firma Brembo. Habrá que esperar hasta la primavera de 2014 para poder ver al Camaro Z/28 en las pistas.