Seis años después, y casi 750.000 unidades vendidas, el más pequeño de los X de la marca bávara tiene que lidiar con rivales de la talla del Audi Q3, Range Rover Evoque, Mercedes GLA por lo que no es de extrañar que BMW haya optado por cambiar por completo la estructura de su todocamino. Así, su segunda generación estrena plataforma, acorta sus dimensiones, introduce nuevos motores más eficientes (incluidos los de tres cilindros) y cambia la manera de transmitir la fuerza en sus variantes 4x2, dejando atrás la tracción trasera y entrando en una nueva era de tracción delantera. Aunque a simple vista pueda no parecerlo, este nuevo X1, que llegará al mercado durante el mes de septiembre, no tiene nada que ver con su antecesor. Empezando por su estructura, la cual comparte con el actual Serie 2 Active Tourer, y que resulta ser 4 cm más corta que la del modelo al que sustituye. Pero su longitud, con 4,44 metros, no es la única que varía ya que es un vehículo más ancho, 1,82 metros, y más alto, 1,59 metros. Eso sí, al acortar su largura, la distancia entre ejes también se ve recortada, pasando de 2,76 a 2,67 metros, siendo la misma que la del Serie 2 antes comentado.
Pese a estas variaciones de su carrocería, según BMW, este X1 es mucho más habitable que el anterior ya que cuenta con un mayor espacio en la altura para la cabeza (pese a que los asientos delanteros están colocados 36 mm más arriba y los traseros 53 mm), 37 mm más espacio para las piernas y un maletero más capaz, de 505 litros, 85 litros más que el actual. Además, en opción, está la posibilidad de montar una segunda fila de asientos móvil en la que los asientos podrán moverse longitudinalmente hasta 130 mm al tiempo que los respaldos podrán variar su inclinación.
Nueva imagen y con tracción delantera
A nivel estético, este nuevo X1 también presenta novedades significativas que le asemejan más al resto de la gama X, con unos faros (que ahora pueden ser Full LED) y una parrilla más grandes, nuevos parachoques, taloneras y una zaga idéntica… a la del Serie 2 Active Tourer. Por su parte, el interior, también cambia por completo asemejándose a la Serie 2. La consola está orientada hacia el conductor, que sigue estando presidida por una pantalla de 6,5” (que podrá ser de hasta 8,8”), y el túnel central está ahora más descargado gracias a la inclusión del freno de mano eléctrico.
No obstante, la principal novedad de este nuevo X1 se centra en la recolocación de sus motores. Si hasta ahora BMW nos tenía acostumbrados a la disposición longitudinal de los mismos, en este X1 se pasa a la transversal. Y dado que se ha cambiado la posición, BMW ha decidido incluir una gama totalmente nueva de propulsores. Así, desde su lanzamiento, el de gasolina será el 2.0 Twin Turbo de cuatro cilindros que entrega 231 CV y que da nombre a la variante 25i; mientras que los tres diesel serán también de 2.0 litros, cuatro cilindros y tendrán una potencia de 150, 190 y 231 CV, que corresponden con las variantes, 18d, 20d y 25d, respectivamente. Dos meses después, en noviembre, llegarán los nuevos motores tricilíndricos con 1.5 litros de cilindrada y tecnología TwinPower Turbo. Serán uno de gasolina con 136 CV, que dará nombre a la variante 18i, y otro diesel de 116 CV, denominándose 16d.
Como ocurría en su anterior generación, dependiendo del motor escogido, se asociará una tracción u otra. Así, tanto el 18d como, posteriormente, los 18i y 16d irán ligados a la denominación sDrive, mientras que el resto se conocerán como xDrive. No obstante, otra de las novedades de este X1 se centra en la manera de transmitir la fuerza de los sDrive. Si en la actualidad la fuerza se transmitía a las ruedas traseras, al optar por esta nueva disposición, se cambia por completo la filosofía, transmitiendo toda la potencia a las delanteras. Mientras tanto, los xDrive estrenarán un nuevo sistema de tracción inteligente.
