Bajo el nombre de i Vision Future Interaction, la marca bávara nos muestra un vehículo autónomo, con un parabrisas en realidad aumentada y un interior sin botones que se únicamente se controlará mediante gestos y comandos de voz. Cada vez es más habitual que muchos fabricantes de automóviles se conviertan en los grandes protagonistas del CES de Las Vegas, una feria dedicada casi por completo a los últimos avances tecnológicos, a causa del amplio elenco de sistemas que montan en sus modelos. Uno de las estrellas de la pasada edición fue BMW, quien mostró a los allí asistentes cuáles son sus intenciones de aquí a unos años.
Pero de todas las propuestas, el que más llamó la atención fue el prototipo conocido como i Future Vision Interaction, un modelo en el que la marca bávara ha aglutinado una ristra de soluciones tecnológicas que espera ir aplicando en sus próximos vehículos.
Superficie táctil
Su principal peculiaridad es que su consola central dice adiós a todo rastro de botones para sustituirlos por una superficie táctil que estará presidida por una enorme pantalla panorámica de 21 pulgadas que ocupa casi la totalidad del salpicadero.
Ahora bien, para rizar un poco más el rizo, BMW no sólo se centra en la tecnología táctil sino que lleva el control gestual estrenado en la última generación del Serie 7, denominado Air Touch, hasta el siguiente nivel puesto que todas las funciones integradas en la pantalla de 40 cm de largo se controlarán o bien a través de los gestos o mediante indicaciones habladas. Los únicos elementos analógicos existentes son el comando de las luces de emergencia y del control dinámico de la conducción.
Realidad aumentada
En términos de conducción, este prototipo apuesta, como no podía ser de otra manera, por un sistema autónomo que permita a su conductor dejar al vehículo el control absoluto tanto del acelerador como del freno o la dirección.
Ahora bien, este i Vision Future Interaction también ofrecerá la posibilidad de ser conducido de forma “manual”. Seleccionando el modo Pure Drive a través del selector de modos ubicado a la izquierda del volante, el vehículo desconectará todos los asistentes autónomos limitando sus funciones a ser un mero aviador que nos alertará de posibles percances mediante señales sonoras o visuales. Si queremos contar con un mayor grado de asistencia pero sin llegar a sentirnos “controlados”, sólo habrá que seleccionar el modo “Ayuda”. Con él, el conductor será el encargado de guiar al vehículo pero en caso de que estemos ante una situación de peligro, el coche será el que reaccione de forma automática para evitar el accidente.
BMW también evoluciona el Head-Up Display el cual recurre ahora a casi toda la superficie del parabrisas para proyectar la información concerniente a los límites de velocidad, la navegación (sugiriéndonos la mejor ruta para llegar a nuestro destino) e incluso para mostrar la trazada ideal o el punto de frenado correcto cuando somos nosotros los que manejamos el vehículo.
Para completar dicho grado de asistencia, el interior del BMW i Vision se transforma en función del modo de conducción seleccionado. Con el modo automático el habitáculo cambiará para otorgar un mayor espacio al conductor, desplazando el volante hacia delante al tiempo que modificará el mullido de los asientos para que sean más confortables. Pero además, el coche será capaz de aconsejarnos cuando sea el momento idóneo para dejar que él tome el control. En este sentido, si el sistema detecta que estamos circulando por un tramo propicio para realizar una conducción autónoma, el volante se iluminará en azul; mientras que si este ha dejado de ser apto para dicho tipo de conducción, cambiará su tonalidad a rojo.
Un i8 descapotable
Este surtido de innovaciones se aglutina en un modelo que es fácilmente reconocible por todos, el i8. En efecto, este i Vision Future Interaction toma la base del deportivo híbrido de BMW al que elimina tanto las puertas como el techo. Un vehículo que ha vuelto a despertar los rumores sobre el posible desarrollo de una variante descapotable.
Pero conjeturas al margen, lo que sí sabemos es que para la construcción de este Concept, BMW ha echado mano de la arquitectura LifeDrive, una construcción ligera con una carrocería hecha de fibra de carbono reforzada con plástico CFRP en unión con el aluminio del tren de transmisión, el chasis y la estructura de seguridad. A nivel estético, la marca alemana le ha ‘coloreado’ de un llamativo tono naranja, denominado E-Cooper, que se combina con el negro y el gris de los voladizos traseros, la tapa del depósito de combustible o la parrilla central, entre otros. Un aspecto exterior que remata, cómo no, con unos faros delanteros con tecnología láser. Ahora sólo queda ver si, de verdad, el fabricante bávaro decide llevarlo a producción.