Parece que la crisis de los microchips sigue haciendo daño en la mayor fábrica de coches del mundo. Volkswagen acaba de anunciar que muy posiblemente desde el 9 hasta el 27 de enero tendrá que llevar a cabo paros en algunos turnos de producción del Golf, debido a la interrupción de la cadena de suministro. La propia escasez de semiconductores, los últimos coletazos de la pandemia y la guerra en Ucrania se unen para un perfecto caos que sigue acarreando una importante reducción del abastecimiento de componentes en Wolfsburgo (y en otras tantas plantas automovilísticas).
Aunque en las instalaciones de la ciudad norteña también se ensambla el actual Tiguan, según informan desde Autonews, los paros afectarán únicamente a la fabricación del icónico compacto, que no hace mucho estrenaba su octava generación. En concreto, el paro laboral afectaría al último turno de la producción del Golf para la línea de ensamblaje 3, así como a otras áreas adyacentes de pintura, carrocería, etc.
Wolfsburgo trabaja a medio gas desde hace meses
Este hecho, de llegar a confirmarse, repercutiría en claros retrasos para las entregas a los concesionarios y a clientes que muy seguramente ya están esperando su nuevo coche. Lo cierto es que, tal y como comentó hace unas semanas el jefe de la marca, Thomas Schaefer, la planta de Wolfsburgo estaba produciendo menos de 400.000 unidades al año (menos de la mitad de su capacidad). Por tanto, hablamos de un duro golpe más tanto para la compañía como para los más de 60.000 trabajadores a los que emplean allí.
Veremos cuándo por fin mejora la situación de suministro y si esos esperados avances derivan en unas esperas más cortas y, sobre todo, en unos precios algo más accesibles.