El Mercedes-Benz Clase G fue, es y será un vehículo que captura miradas, aunque esto no ha impedido que algunos preparadores intenten hacerlo aún más llamativo. Recientemente, uno de ellos, conocido como Carlex Design, presentó su línea Vintage del Clase G, concediendo al todoterreno moderno un giro claramente retro. El ejemplar en el que se centra este artículo, pintado en una combinación de rosa palo y blanco nuclear, podría no ser del gusto de todos, pero su delicadísima ejecución lo hace cuanto menos interesante. ¿Será el nuevo “Barbie car”?
Distintivo, dulce y original: un G63 para comérselo
Conocido como Carlex Rose Vintage, esta modificación del G63 mantiene su V8 de casi 600 CV bajo el capó o su avanzado sistema de tracción integral, pero luce un kit de carrocería único en el mundo que resulta sutil si se compara con las habituales transformaciones extravagantes del Clase G. El frontal incluye un parachoques cromado con refuerzos, así como una nueva parrilla que exhibe el logotipo de Carlex en lugar de la estrella de tres puntas de Mercedes-Benz. Los pasos de rueda cuentan con más anchura de la estándar, mientras que la zaga presenta una enorme cubierta para la rueda de repuesto y una defensa que, de nuevo, acabada en cromo.
Sin embargo, el esquema de pintura es lo que realmente le hace destacar. La mitad inferior de la carrocería está pintada en un suave tono rosado que recuerda al colorante de ciertos dulces, mientras que la superior es blanca. Además, cuenta con un juego de ruedas retro con centros rosas, carenado plateado y neumáticos con perfil blanco, como el que se usaba en multitud de modelos americanos de los años 70. Y es que, si hay un mercado para este coche, ese EE.UU.
Interior de ensueño: un capricho aún más lujoso
Por si el exterior no era suficiente para incitar el deseo de los más excéntricos, el interior lleva a un espacio casi onírico, más propio de una casa de muñecas. El cuero rosa, con idéntico tono al de la carrocería, cubre todas las superficies interiores, salvo el techo, revestido de Alcantara. En contraste, costuras blancas y algunos sutiles detalles del mismo color en la consola central. También se añade madera noble en el maletero.
Lo que se mantiene, en esencia, son los botones y pedales de aluminio, las dos pantallas del sistema MBUX, la distribución de los objetos o las formas y moldes de volante, salpicadero y otros elementos estructurales. Tampoco se altera el equipamiento con el que la unidad salió de su fábrica, sita en Graz (Austria) y propiedad de Magna Steyr. Esta incorpora la mayoría de dotaciones opcionales para el G63, es decir, con sobrecoste, como el equipo de sonido más avanzado de la casa alemana o unos asientos eléctricos, calefactados, ventilados y con masaje. Sin “tunearlo”, ya costaba más de 220.000 euros.
La versión más deportiva y prestacional del Clase G actual mide 4,87 metros de largo por 1,98 de ancho y 1,97 de alto. A pesar de una masa bruta de casi 2,6 toneladas, su propulsor, caja de cambios automática y motricidad en las cuatro ruedas le permiten acelerar de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos y alcanzar 220 km/h de velocidad máxima. Eso sí, homologa un consumo medio de 15 l/100 km según ciclo WLTP que, en la práctica del entorno urbano donde lo suelen usar sus dueños, no baja de 25. ¿Cómo vas de dinero?