Si en el ser humano este aniversario provoca sensaciones encontradas, para los coches se trata del momento inigualable en el que dejan de ser young timers para convertirse en solicitados automóviles históricos susceptibles de portar la matrícula H. Y esto es precisamente lo que le ha ocurrido al utilitario de culto de Suzuki, un modelo presentado en Japón en 1983 con el nombre Cultus y que en Europa ha hecho carrera con el nombre de Suzuki Swift. A lo largo de cuatro generaciones hemos podido disfrutar de un enigmático GTI y un veloz Swift Sport, varias versiones de éxito concebidas especialmente para competir en rallyes, así como un elegante modelo descapotable, aunque sobre todo hemos podido ver una versión práctica y económica para la ciudad, en ocasiones incluso con un pequeño toque de lujo. La máxima de diseño aplicada a este tres puertas presentado en Alemania en 1984, y cuyo blanco clásico brillaba más que la flor del cerezo japonés, era no llamar la atención. Sin embargo, este pequeño utilitario sorprende con detalles de equipamiento que por aquel entonces aún resultaban extraordinarios para su categoría.
Entre ellos un cambio automático de tres marchas orientado al confort, tapicería de terciopelo, moqueta elegante y detalles útiles como el respaldo del banco trasero abatible en varias partes, numerosos huecos portaobjetos tanto delante como detrás, dos espejos exteriores o un sistema automático de arranque. Algunas de las cosas que se dan por supuesto en los actuales modelos pequeños –como el Swift del año 2013– tenían un sobreprecio en la década de 1980 y a menudo ni siquiera estaban disponibles, como puede ser la dirección asistida o el ABS.
Más de lo estrictamente necesario
Por norma general, los automóviles baratos de la época del punk –en España triunfaban grupos como Alaska y Dinarama o Parálisis Permanente– estaban equipados con lo imprescindible. El VW Polo Fox debía conformarse con una especie de tela a presión que hacía las veces de cubierta del maletero, mientras que las listas de precios del Opel Corsa y el Ford Fiesta incluían componentes obvios como el cuentakilómetros parcial, el reloj o el cuentarrevoluciones por un pequeño sobreprecio.
Esto no ocurría con el Swift, que al principio se presentó con la atípica denominación SA 310, pero que desde un principio contaba con todo lo esencial a bordo. Esto puede deberse quizá a que los japoneses han sido de siempre grandes amantes de los utilitarios. La escasez de espacio en las grandes urbes niponas no solo impulsó el desarrollo de los denominados kei cars, sino también la creación de pequeños multitalentos como es precisamente el Swift de 3,58 metros. Como automóvil para jóvenes familias de cuatro miembros el Swift estaba igual de bien equipado que algunos competidores europeos de categorías claramente superiores. Un concepto genial que permitió al Swift hacer carrera como el primer automóvil universal japonés en formato mini. Incluso los norteamericanos, enamorados de todo lo que sea de gran tamaño, lograron encontrarle el gusto a este pequeño utilitario –y esto a pesar de que contaba con señas de identidad de la marca Chevrolet.
Un peso ligero con cambio de tres velocidades
A esto contribuyó sin duda el cambio automático de tres velocidades de funcionamiento sorprendentemente suave que Suzuki combinaba en Alemania con un tres cilindros de gasolina y 1,0 litro de cilindrada. En este aspecto las marcas japonesas seguían creando tendencia, puesto que tras la desaparición de los motores de dos tiempos de los fabricantes DKW y Wartburg ningún fabricante alemán tenía el valor de utilizar tres cilindros con reducción de cilindrada. Y eso que hoy en día los consumos homologados del Swift siguen siendo sensacionales, al menos en la versión con cambio de cinco marchas. Ningún contrincante con motor de gasolina ha logrado superar sus 4,0 litros de consumo, ni siquiera el actual Swift.
Lo mismo ocurre con el peso en vacío de tan solo 680 kg (Swift actual: a partir de 945 kg), al que este pequeño oldie debe su temperamento alegre. De esta forma, la aceleración de 0 a 100 km/h del gasolina de apenas 50 CV de potencia era de 15,9 segundos. A más tardar a esa velocidad los avances logrados a lo largo de los años se notan en el plano acústico. En lo que al aislamiento del ruido de marcha y del viento notaremos una diferencia abismal entre el antes y el ahora.
Confort en lugar de sujeción lateral
Si el conductor se deja engatusar por el talante dinámico de este deportivo entrado en años –al fin y al cabo el reglaje deportivo del chasis del Swift básico deja intuir el parentesco que le une al impulsivo GTI– tendrá que agarrarse con fuerza al volante en cada curva. Al parecer hace 30 años los desarrolladores de Suzuki no habían oído hablar nunca de asientos con sujeción lateral. En lugar de eso apostaban por un confort de sala de estar, incluso para los pasajeros de las plazas traseras, ya que en lugar de los reposacabezas –que hoy en día restan visibilidad y constituyen un elemento de seguridad pasiva– el propietario debía darse por satisfecho con unos pequeños apoyos para la nuca.
Una conducción previsora sustituía por aquel entonces componentes de seguridad –hoy en día inalienables– como los airbags, el ABS o el ESP. En cambio antiguamente la visibilidad era casi perfecta gracias a unos cristales más amplios, por lo que el sistema de ayuda al aparcamiento hubiera resultado superfluo. Sin embargo, al Swift original le resultaba imposible transmitir la sensación de seguridad de un Swift moderno con montantes A, B y C más macizos y una línea de cintura más elevada.
Pequeños y divertidos
Claro que la generosa oferta de espacio del modelo más antiguo sigue sorprendido hoy en día a propios y extraños. En la parte trasera ni siquiera las personas de mayor envergadura tenían que preocuparse por si se chocaban contra el techo –como ocurría en algunos competidores de la época–, ni tampoco molestaban al conductor o al copiloto con las rodillas incrustadas en sus respectivos respaldos, algo también muy habitual en aquellos años en los modelos del segmento.
En la década de 1980 estos pequeños utilitarios tampoco ofrecían la comodidad para largas distancias que podemos observar hoy en día en los modelos modernos.
A pesar de todo, gracias a su chasis rígido y a su dirección directa el Swift de antaño sigue siendo hoy en día uno de los utilitarios más atractivos de los años 80 en cuanto a diseño y más divertidos en cuanto a su conducción, lo que le permite trazar las curvas de forma igual de precisa que su bisnieto. Sin embargo, el que piense que solo por eso este modelo merece el aplauso del público se sorprenderá. Durante la sesión de fotos conjunta no fue el homenajeado anguloso el que recibió toda la atención del público, sino el Swift actual ya que solo él muestra un diseño carismático y una presencia encantadora. Es lo que tiene el progreso... (sp-x)