Durante los procesos de planificación y desarrollo, las marcas suelen sacar sus propias conclusiones acerca de la viabilidad y éxito potencial de cada uno de sus modelos, y no suele ser frecuente que tanto los potenciales clientes como los admiradores de una firma de automóviles puedan decidir el futuro de uno de sus coches. Sin embargo, con el 102EX los británicos de Rolls-Royce han querido romper con esta idea. Su futuro a largo plazo pasa por incorporar un eléctrico a su gama y ya están pidiendo (a través de una plataforma propia y redes sociales) la opinión de todo aquel que quiera aportar ideas. Al fin y al cabo, estamos ante el primer eléctrico en el segmento de los coches de más de 200.000 euros y ante el coche con el mayor número de baterías jamás instalado. Parece lógico, por tanto, que les preocupe hacerlo bien.
Lo primero que han hecho los de Goodwood ha sido escoger la plataforma del Phantom y extraerle su motor V12 para colocar en su lugar un paquete considerable de baterías, con todos los inconvenientes que hasta ahora parecen infranqueables. A partir de ahí, sólo queda pulirlo, mejorarlo, y presentarlo oficialmente en un espacio corto de tiempo.
Este parece ser el primer desafío a superar. Por el momento, Rolls-Royce sólo ha conseguido obtener unos 200 kilómetros de autonomía para este prototipo, que cuenta con 96 células individuales para acumular electricidad y un par de motores eléctricos capaces de generar el equivalente a 395 cv. ¿Sería la solución rebajar su potencia?.
Probablemente no. Los encargados del desarrollo del 102EX han recordado por activa y por pasiva que la intención es conservar las características que definen a todos los RR: gran potencia, suavidad y comodidad al máximo y unas prestaciones al mismo nivel que su precio, que por cierto podría rondar el millón de euros.
Además del inconveniente económico, el comprador tendría que superar otra serie de obstáculos como el elevado tiempo de carga (que actualmente supone entre 8 y 24 horas, según el tipo de recarga) o la pesada tarea de enchufar el coche cada vez que se vuelva a casa. En este sentido, uno de los avances más interesantes de Rolls-Royce es que ha desarrollado un sistema de inducción, que se instalaría en el suelo de la plaza de aparcamiento y que permitiría cargar el coche sin necesidad de cables, tomas de corriente o cualquier elemento físico.
Máximo detalle… y más espacio
Para cuidar la exclusividad de un coche como éste, Rolls-Royce ha implantado ciertas soluciones tan atractivas como interesantes en la carrocería y en el habitáculo. Lo más llamativo quizá es la tradicional figura de la marca, situada al borde del capó, que podrá esconderse de forma automática y emitir una iluminación azulada. La pintura de la carrocería, además, ha sido desarrollada con nanopartículas que permiten conservar el brillo metalizado disimulando la suciedad o el polvo.
En el interior, como es lógico, toda la instrumentación ha sido sustituida para que el conductor reciba toda la información posible sobre el estado de las baterías, la cantidad de recarga efectuada en cada momento o una consola central que cambia su iluminación según el tipo de recarga que estemos efectuando (bien por inducción o bien enchufándolo por cable a la red eléctrica).
Pero aparte de los detalles, lo que más agradecerán los clientes del 102EX es que el espacio disponible en la parte trasera es todavía mayor llegando a conseguir 1,10 metros. Esto se debe, principalmente, a la ausencia del túnel de transmisión que un eléctrico no necesita.
Menos de 8 segundos
Para pesar casi 3 toneladas, los primeros resultados del 102EX han sido notablemente positivos. Este coche, aún en fase de prototipo, es capaz de generar 800 Nm de par motor y entregarlos de forma plana (como todos los eléctricos) pudiendo alcanzar una velocidad máxima de 160 km/h y acelerar en menos de 8 segundos, algo más modesto de lo que RR suele ofrecer pero sencillamente espectacular para un coche eléctrico de este peso y con casi 6 metros de longitud.
El 102EX, que fue mostrado oficialmente en el último Salón de Ginebra, no pasará todavía a la línea de producción y tampoco tiene previsto hacerlo en un espacio corto de tiempo. Su futuro, como ya hemos dicho, está en manos de todo aquel que quiera dar su opinión en www.electricluxury.com. Rolls-Royce lo tendrá muy en cuenta.