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Especial: Mercedes-Benz Clase S Coupé y CL – Encuentro generacional

A principios de la década de 1990 la casa Mercedes no podía estar más orgullosa de su Clase S. La serie 140 debía superar todo lo visto anteriormente, pero el resultado final no fue precisamente ese: demasiado grande, demasiado pesado, demasiado ancho y demasiado feo.

Las críticas de la prensa especializada fueron demoledoras. Que la Clase S sí logró hacerse un hueco en el paisaje automovilístico de EE. UU. y Oriente Próximo fue algo que los críticos no tuvieron en cuenta. Veinte años después ha llegado el momento del encuentro generacional. Tras una vida en la sombra el W140 casi ha desaparecido del actual paisaje urbano europeo. Del último testigo de las reuniones entre Felipe González y su homólogo alemán Helmut Kohl apenas si quedan unidades en la calle, más en su versión coupé. Nadie sabe muy bien dónde están. Tampoco en EE. UU. o en Rusia ruedan muchas unidades del 140 por las calles. Llegado a este punto hemos pensado que sería una buena idea reunir a las dos generaciones para saber: ¿Qué ha permanecido? ¿Qué ha mejorado? ¿Qué había entonces que fuera más bonito?

Gran puesta en escena del W140

Gracias a sus grandes superficies lisas y a sus formas angulosas la Clase S Coupé de los años 90 tiene una presencia que, incluso en la época del Audi Q7, sigue provocando respeto y causando admiración. No importa dónde, la aparición de un 140 siempre levanta expectación. Con la nueva y llamativa clase denominada CL esto no siempre ocurre, sobre todo en ciudades como Múnich, donde las calles están atestadas de coches de lujo. En esta marea de lujo sobre ruedas la Clase CL encaja con demasiada facilidad, formando filas sin apenas llamar la atención.

Ya al acceder a él comenzamos a notar claras diferencias. El CL cuenta con puertas más pesadas y ventanillas gruesas, pero el peso de las puertas del W140 recuerda más bien a las de un utilitario y el vidrio de sus ventanillas podría considerarse hoy en día cristal blindado. A pesar de todo, el cierre asistido permite cerrar las pesadas puertas con una increíble suavidad, tanto antaño como en la actualidad. Si bien en el W140 el cierre de las puertas viene seguido del despliegue del aproximador del cinturón, los ocupantes del CL tendrán que girarse para alcanzar los cinturones incorporados a los asientos integrales.

El encanto del gran coupé

Por muy diferentes que se presenten ambos interiores –por un lado más moderno y lujoso y por otro más sobrio y recatado– uno se da cuenta en seguida de que ambos proceden de la misma familia. A pesar de que solo algunos detalles, tales como los compartimentos abatibles de las puertas o los botones para la calefacción de los asientos, han logrado sobrevivir al paso del tiempo, la casa bávara ha conseguido mantener el ambiente y la atmósfera que se respira dentro de este gran coupé. Al menos el conductor se siente ahora igual de a gusto que antes; mientras que la señora que en los años 90 se sentía como una emperatriz en el asiento de la derecha, ahora solo viaja como mera copiloto.

Esto se nota sobre todo en el hecho de que el ocupante de la plaza del copiloto ya no tiene tanto poder en sus manos. Si antes podía accionar a voluntad los cuatro elevalunas, ahora solo tiene acceso a su propia ventanilla –el arsenal de botones que antaño inundaba la consola central ahora se encuentra en la puerta del conductor. Incluso el control de las cuatro toberas de ventilación, de izquierda a derecha, estaba antes en el centro al alcance de ambos ocupantes. Si a día de hoy el copiloto cierra el flujo de aire en su lado, una vez que ya no esté dentro del vehículo al conductor no le quedará más remedio que estirarse por encima de la consola central para volver a abrirlo.

Hora de disfrutar

Tanto antes como ahora. El que esté dado de alta en el permiso de circulación lo habrá logrado. Atrás habrá dejado la época en la que como jefe estresado iba de reunión en reunión a bordo de la berlina de la Clase S. Ahora tendrá tiempo para disfrutar, tiempo para realizar bonitos viajes –con un único acompañante en el caso del coupé de lujo.

Podrá recorrer los rincones más recónditos de la geografía española y disfrutar del paisaje que encontrará por el camino, parándose a tomar un café aquí y a comprar unas botellas de vino allá. Sí, esa es la vida de un gran coupé –sobre todo en los años 90, pero ahora también.

Ordenador de viaje en lugar de ordenador de a bordo

Hace casi veinte años Mercedes ya intentaba hacer que los viajes fueran lo más cómodos posible. Asientos ortopédicos, espejo interior antideslumbramiento automático, persiana trasera retráctil, aire acondicionado y asientos calefactados. Incluso contaba con un ordenador de a bordo, aunque por aquella época se hacía llamar ordenador de viaje y estaba oculto detrás de una tapa en el salpicadero. Aquel que no estaba dispuesto a invertir 1.500 DM disponía de un compartimento de almacenamiento, pero en cambio tenía que calcular él mismo el consumo de combustible y la autonomía.

Lo que hoy por hoy resulta obvio en el actual CL fue toda una sensación en aquella época. A través de un teclado similar al de una calculadora de bolsillo situado detrás de la palanca del cambio automático se introducía en el ordenador de viaje los kilómetros que restaban para llegar al destino y el pequeño ordenador calculaba el tiempo de llegada aproximado. A partir de 1996 existía incluso un pequeño sistema de navegación. Sin embargo, por aquel entonces para poder recibir avisos de atascos en tiempo real o conocer las rutas alternativas todavía era necesario utilizar la radio, o al copiloto. En la época de los servicios online y de la conexión a los mapas de Google esto resulta innecesario.

Extravagante y encantador

Lo que también resultaba innecesario, incluso durante los años de fabricación del W140, eran los indicadores de distancia que debían ayudar al conductor a ir marcha atrás, en definitiva un extra tan extravagante como encantador de este gran coloso. El motivo era que, a pesar de que estos indicadores de accionamiento hidráulico aumentaron de tamaño, seguían sin facilitar al conductor información útil acerca del espacio que había entre el W140 y el coche de atrás. No fue hasta que se incorporaron los sensores de ultrasonidos (coincidiendo con la revisión de la gama) cuando el hecho de aparcar este transatlántico comenzó a resultar más sencillo. En cambio los pequeños limpias de los faros sí sobrevivieron a la revisión y muchos no fueron víctimas de la modernidad hasta la siguiente generación en la que ya se introdujo un sistema lavafaros específico.

En la categoría de lo extraordinario también entra el tirador cromado oculto en la tapa del maletero. La idea de la casa era evitar que los propietarios se ensuciaran las manos, por lo que tras el suave cierre del maletero gracias a la tecnología asistida, el tirador desaparecía de nuevo en su posición original en el interior de la misma. Este tipo de virguerías, que demuestran el amor por el detalle con el que trabajaban los ingenieros de la época y la despreocupación con la que se manejaba el dinero, es algo que hoy en día resulta imposible encontrar.

Fuerza impulsora

Lo que sí ha perdurado hasta nuestros días son los ocho cilindros del 500. Si bien en el coupé de los años 90 aún contaba con una cilindrada de 5 litros de la que el propulsor obtenía libremente toda su fuerza, hoy en día se apuesta por la respiración forzada y por 4,6 litros. Naturalmente, la potencia obtenida es mayor –435 CV con los que, si sumamos el turbo, el CL es capaz de alcanzar velocidades de vértigo.

El W140 no era capaz de ir tan rápido. Si bien en el permiso de circulación también constaba una velocidad punta de 250 km/h, su peso en vacío de 2,1 toneladas no le permitía ser tan dinámico a la hora de desplazarse. Como buen motor de aspiración, la mecánica de 320 CV reaccionaba de inmediato a las órdenes del acelerador, aunque transcurría cierto tiempo hasta que la caja automática de cinco marchas se daba cuenta de que la guerra sí iba con ella. Incluso entonces se trataba más de un «aumento rápido de la velocidad» que de una «portentosa aceleración».

Confort sin compromisos

En cambio, en lo que respecta al confort de marcha la opinión es unánime: para ambas generaciones la comodidad y el bienestar de los pasajeros es la máxima prioridad, y ambos rechazan los estilos de conducción deportivos. Mientras que el CL actual incorpora de serie el sistema de estabilidad ABC, el antiguo W140 se podía encargar con chasis adaptativo. Sin embargo, éste es completamente prescindible puesto que con el conjunto de muelles y amortiguadores estándar la Clase S de Mercedes planea tranquila y cómodamente sobre cualquier superficie absorbiendo a la perfección cualquier posible irregularidad.

En el apartado del consumo podría decirse que ambos modelos manejan este preciado bien sin importarles lo que opinen de ellos. Con un consumo de 9,9 litros en ciclo UE el actual 500 resulta algo más eficiente que el W140, el cual firmaba un consumo de 12,2 litros. Sin embargo, en la práctica ambos recurren en mayor medida al depósito de gasolina. Al menos en ciudad cualquiera puede llegar registrar 20 litros, aunque en autopista esta cifra se reduce y, si se mantiene un estilo de conducción tranquilo y moderado, entonces es posible acercarse a la cifra homologada.

Algunas cosas no cambian nunca

Y todavía hay otra cosa en la que se parecen ambos modelos: ambos precisan de una cuenta bancaria saneada, y no solo para su mantenimiento. Según la lista de precios actual por el CL 500 (modelo de acceso a la serie) Mercedes pide 120.607 euros.

El que en la década de 1990 tuviera suficiente dinero para hacerse con un 500 obtenía un modelo algo superior, puesto que el básico era el S 402 Coupé de 279 CV de potencia. Por aquel entonces un S 500 exigía una inversión de 173.826 DM. Y tanto hoy como antiguamente a Daimler no le temblaba la mano a la hora de pedir grandes sumas de dinero por cualquier equipamiento opcional. Algunas cosas no cambian nunca...

¿Hemos despertado vuestra curiosidad?

Lo que en su día costaba una fortuna está disponible hoy en día a un precio relativamente económico. Entre las ofertas de automóviles de segunda mano de AutoScout24 encontramos algunos coupés W140 de los años 90 bien conservados por unos miles de euros.

Lo que hay que tener en cuenta a la hora de buscar uno de estos modelos es que a lo largo de toda su trayectoria este gran coupé ha cambiado tres veces de nombre: de 1992 a 1993 atendía al nombre de SEC, posteriormente –como el que os hemos presentado aquí– Clase S Coupé y tras la revisión y hasta el día de hoy CL (1996-1998). En la secciónConsejos de búsqueda encontraréis alguna que otra recomendación acerca de cómo dar con el mejor W140 posible. Y también aquellos que deseen hacerse con un CL, pero no quieran acudir a un concesionario, encontrarán lo que buscan enAutoScout24.

¿Preparado para lo siguiente?

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