La principal razón por la que el cambio automático está ganando terreno a su contrincante manual es la comodidad, sobre todo en el ámbito urbano donde las constantes paradas y arranques en los semáforos, al igual que los atascos, son el pan diario de todo conductor. En estas situaciones, el cambio automático puede ser un gran aliado (y también un gran alivio) para el que está al volante, ya que nunca se cala y permite reducir el esfuerzo físico al no necesitar la participación del pie izquierdo para desembragar, ni tampoco el uso de la mano derecha para cambiar de marcha.
El motor siempre en buenas condiciones
Pero, más allá del confort, la transmisión automática es la hada madrina de la longevidad del motor, ya que sus cambios de marcha se realizan de forma suave y siempre en el momento correcto, sin subidas bruscas de revoluciones que son las que llevan las piezas del motor a un desgaste prematuro. Además de comodidad y seguridad mecánica, una de las principales ventajas del cambio automático es la seguridad vial. Dejar que el coche haga su trabajo de forma autónoma y no tener que sincronizar la palanca de cambios con el embrague no solo supone un descanso para el conductor, sino también una mayor seguridad al volante, ya que al liberar las dos manos y no estar pendiente de la palanca y el pedal, el conductor puede centrarse al cien por cien en la conducción.
Balance entre las ventajas y desventajas de la transmisión automática
Aunque las ventajas del cambio automático son evidentes, también existen algunas desventajas. La primera de ellas es su elevado coste que incrementa el precio final del coche entre 600 y 2000 euros en función de la complejidad de la caja de cambios y de la marca del fabricante. Otros puntos en contra de este tipo de transmisión son su mantenimiento más exhaustivo y revisiones más frecuentes y costosas, debido a una mayor cantidad de componentes y a la complejidad técnica de cada uno de ellos.
¿Y el consumo?
El consumo de carburante, algo más elevado en el caso de los cambios automáticos que en el de las versiones manuales, puede ser otro hándicap que representa el cambio automático para algunos conductores. No obstante, las cajas de transmisión automática más modernas están solventando con éxito este problema y no solo reducen el consumo de combustible, sino también el nivel de emisiones contaminantes a la atmósfera.