En los tiempos que corren con el precio de la gasolina en máximos históricos y con unos depósitos de combustible que cuestan del orden de casi un 50% para ser llenados en comparación con el año pasado, muchos son los conductores que se van 'de cabeza' hacia las gasolineras más económicas. Denominadas en la mayoría de los casos low cost, el grueso de los conductores cae atraído por unas tarifas considerablemente más económicas que la de las grandes petroliferas. Pero ¿es bueno repostar en estas estaciones de servicio? A la larga, ¿se ve afectado nuestro motor por echar gasolina más barata? ¿Perdemos rendimiento?
Según la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), cada una de las marcas de carburantes comercializadas en España está obligada a cumplir con la norma EN 22. La misma garantiza el buen funcionamiento de los vehículos, puesto que todas las marcas habrán de apegarse a los estándares europeos de calidad.
Obviamente, la gran ventaja de las gasolinas de marcas blancas es su precio. Las marcas tradicionales, más caras, justifican su mayor valor en tanto que contienen mayor cantidad de aditivos que, potencialmente, aseguran su máxima limpieza y superior rendimiento. Sin embargo, los comerciantes de marcas blancas como puedan ser las de los hipermercados (Carrefour, Alcampo, LeClerc, entre otros), así como de nuevas empresas que han ido surgiendo (Ballenoil, Plenoil) afirman estar respaldados por sus respectivos proveedores de hidrocarburos nacionales e internacionales los cuales, por supuesto, cumplen con la normativa. La compra directa que realizan estas compañías permite ciertos acuerdos de precios con la planta proveedora que finalmente favorecen al consumidor final.
Más que por el precio, por la calidad
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la gasolina sale de la misma refinería y aunque algunos usuarios han reportado averías en sus coches por repostar en dichas estaciones de servicio la realidad es otra. En principio, estas fallas son apenas significativas en relación a la totalidad del parque automotor mientras que en segundo término, a sabiendas de que todas las gasolinas (baratas y caras) son idénticas en cuanto al producto de base, las deficiencias en las mismas y el posible deterioro de los motores se debe, principalmente, a contenedores y surtidores en mal estado o faltos de mantenimiento.
Por lo tanto, la contaminación del combustible es un hecho que poco debería relacionarse con su precio sino, más bien, con el cumplimiento de los controles e inspecciones correspondientes. Es decir, que es más probable que tu motor acabe fallando si echas combustible en gasolineras perdidas que de las de los supermercados ya que los tanques acumularán muchos más residuos que luego acaban por pasarse a nuestro depósito y posteriormente a nuestro motor.
Los hipermercados, en su afán por la diversificación, han adecuado sus instalaciones para ofrecer gasolina a sus clientes a precios mucho más convenientes. Además, estos grandes almacenes se ven muy favorecidos por la estratégica ubicación de sus gasolineras. Tanto estas empresas como sus clientes se benefician de esta cercanía; los primeros, captando mayor cantidad de clientes y apuntando a su fidelización, los segundos, ahorrando tiempo y aprovechando descuentos y promociones en sus compras. Pero ojo, si has comprobado que echar de manera reiterada en dicha estaciones de servicio puede estar provocando fallos en tu motor (puedes notarlo o simplemente es tu mecánico de confianza el que te ha dicho que algo no va bien) no seas cabezota y cambia de lugar de repostaje.