Cuando se dice que un motor es elástico, lo que se pretende dar a entender es que tiene una buena respuesta tango a pocas revoluciones como en altas revoluciones. Hay motores que sólo entregan suficiente empuje en un margen muy estrecho de revoluciones, pero, si son capaces de responder con suficiente empuje tanto a bajo régimen como a alto régimen, decimos que es un motor muy elástico o progresivo.
Si el motor funciona muy bien en bajas, pero mal en altas, es un motor "percherón", asemejándolo a los caballos de tiro que tienen poca velocidad pero una gran potencia de arrastre.
Si, por el contrario, es un motor que funciona mejor a altas revoluciones, se dice que es un motor "puntiagudo".
Qué es el bajo y medio régimen
Al igual que sucede con la elasticidad, los distintos regímenes de un vehículo son una proporción, por lo que en cada modelo se encuentran diferencias bastante notables.
Por ejemplo, si se trata de un coche con un régimen máximo de 5000 rpm, el medio serán unas 2500 rpm y el bajo todo lo que se encuentre por debajo de esta cifra.
Así, la cifra será muy diferente si se atiende a un vehículo de estas características o a uno que desarrolle hasta 10000 rpm, ya que en su caso el régimen medio se situará en las 5000 rpm.
Características de la elasticidad del motor
Así, la elasticidad de un motor cualquiera es la relación entre los tres regímenes, especialmente entre los dos primeros y el final. Suele hablarse de motores elásticos cuando no existen picos diferenciales en la potencia que se desarrolla en cada una de las fases.
Es decir, la potencia asciende de forma gradual sin que exista ningún régimen que flaquee o que ofrezca un rendimiento menor que el de los otros. Esta relación suele expresarse con el conocido índice de elasticidad, un dato que se calcula fácilmente conociendo los detalles específicos de cada modelo.
Los beneficios de un motor elástico
La elasticidad del motor ofrece una conducción mucho más placentera y sencilla si su índice es apropiado. Un motor elástico mantiene unas sensaciones de conducción en las que no habrá sobresaltos ni momentos de escasa potencia.
No será necesario realizar bruscos descensos en las marchas del coche para alcanzar una potencia más alta y, además, las marchas más altas serán largar permitiendo alcanzar altas velocidades sin que el motor dé síntomas de fatiga en ningún momento.
Así, lo que se consigue es una aceleración ideal equilibrada con la potencia del motor, algo que se dejará notar en cualquier circunstancia ofreciendo una conducción muy interesante.