Existen dos tipos de tacómetro: analógico (mecánico) y digital. Ambos están ampliamente utilizados en toda clase de vehículos, tanto en automóviles y tractores como en barcos, locomotoras, aviones y helicópteros. Los tacómetros miden la cantidad de giros que hace un motor cada minuto pero, en caso de dispositivos analógicos, su cálculo tiene un pequeño truco.
Y es que para leer el resultado final, hay que multiplicar por mil el número (de 1 a 8) que marca el dispositivo. Es decir, si la aguja se sitúa en la cifra 4, la velocidad con la que gira el motor es de 4000 revoluciones por minuto. Al estar situado en el salpicadero, el tacómetro resulta ser una herramienta muy útil (aunque no imprescindible para la conducción), ya que indica a qué velocidad gira el motor, avisa cuando el número de revoluciones es potencialmente peligroso para el vehículo y así permite al conductor adecuar su marcha.
Cómo funciona un tacómetro analógico
Una vez hecho un breve resumen de lo qué es el tacómetro, es hora de conocer cómo funciona su versión analógica. El cometido de este dispositivo es informar al conductor cuando se sobrepasa la velocidad máxima permitida del motor: si esto ocurre y la aguja del tacómetro se aproxima a la zona roja, se recomienda subir de marcha inmediatamente para no hacer sufrir al ""corazon"" del coche. En caso de un motor diésel, este cambio procede cuando su velocidad alcance entre 1500 y 2000 giros por minuto. Si, en cambio, se trata de un motor de gasolina, es necesario subir de marcha cuando el número de revoluciones se sitúe entre 1500 y 2000 por cada minuto. Por lo tanto, la función principal del tacómetro es indicar al conductor el momento más adecuado para hacer un cambio de marcha y con ello prolongar la vida útil del motor. Aunque un tacómetro digital tiene más precisión y se utiliza cada vez más en todo tipo de vehículos, la versión mecánica sigue siendo la opción más cómoda para la mayoría de los conductores.
Cómo funciona un tacómetro digital
Este tipo de tacómetro tiene poco margen de error y está equipado con una pantalla digital que facilita la lectura de resultados. Su funcionamiento, al igual que en un tacómetro analógico, se basa en el cómputo de revoluciones del motor a través de la información proporcionada por un grupo de sensores. Todos estos resultados, procesados con máxima precisión, se reflejan en pantalla a modo de datos fáciles de entender para cualquier conductor. La gran ventaja de un tacómetro digital consiste en que es cinco veces más preciso en cada una de las mediciones que su equivalente analógico. Un correcto uso del tacómetro, tanto digital cómo mecánico, no solo permite aprovechar al máximo la potencia del motor sin dañar el mismo, sino también conseguir un importante ahorro de combustible (sobre todo en viajes largos), obtener una mejor calidad de tracción y prevenir un deterioro prematuro de los componentes del motor.