Si el golpe ha sido muy fuerte, para que el remedio no sea peor que la enfermedad, lo mejor es acudir al taller. Sin embargo, si el golpe no ha provocado la aparición de bordes muy marcados, es posible arreglar la chapa del coche con productos asequibles.
Cómo reparar un golpe en el coche con hielo seco
Cuando las abolladuras no son muy marcadas y están presentes en superficies planas del coche, aplicar hielo en seco es una solución efectiva para obtener un capó renovado. Es una técnica sencilla, pero que requiere de precaución para no dañar la pintura. En primer lugar hay que aplicar aire caliente con un secador sobre la zona abollada a una distancia de unos 20 centímetros y, acto seguido, fijar con cinta aislante papel de aluminio sobre la zona. De este modo se protege la pintura a la vez que se mantiene la temperatura. Después debe aplicarse el hielo seco frotando sobre el papel de aluminio hasta que la chapa se expanda. Es importante utilizar guantes de goma gruesos para no dañar la piel de las manos con el hielo seco.
Esta técnica también se puede realizar con aire comprimido. En este caso, no hará falta recubrir la zona con papel de aluminio, sin embargo, sí será necesaria la protección de los guantes. Tras calentar la zona con el secador, tan solo hay que rociar la lata de aire comprimido en spray hasta que la zona quede totalmente cubierta. A continuación, solo hace falta esperar a que el cambio de temperatura propicie que el metal se expanda. La espuma desaparecerá por sí sola, pero si quedaran restos, basta con aplicar un paño suave.
Arreglar la chapa del coche con un desatascador
Esta es la técnica más sencilla para arreglar un golpe en el coche. Es especialmente efectiva para impactos que han creado irregularidades en la carrocería del vehículo, pero que no han llegado a dejar aristas o vértices muy marcados. En primer lugar, debe aplicarse agua muy caliente sobre la abolladura, de esta forma el desatascador se adherirá mejor a la superficie y la fuerza ejercida será mayor. Después basta con aplicar el desatascador sobre la abolladura, ejerciendo presión y después soltando. Se deberá repetir el proceso las veces necesarias hasta obtener una superficie homogénea.