Contar con un alumbrado adecuado y en excelentes condiciones resulta imprescindible, tanto en la conducción cotidiana como en caso de emergencias o inmovilizaciones sobrevenidas. Existen siete tipos de luces en la mayoría de los vehículos: tres corresponden a aquellas luces para ver (la de cruce o corta, la de carretera o larga, y la antiniebla delantera), tres para ser visto (la de marcha atrás, las de posición y la antiniebla trasera) y el último tipo de ellas, los intermitentes, para informar de los propósitos e intenciones.
Las luces intermitentes del coche
Bajo esta denominación se incluye un complejo sistema de dispositivos luminosos que sirven para avisar a otros vehículos en circulación sobre los propósitos de cada vehículo de cambiar de dirección, incorporarse o salir del tráfico, cambiar de sentido o de dirección o de cualquier otra modificación que pueda afectarles. Cuando se encienden todos ellos a la vez, se comunica una incidencia de emergencia, lo cual resulta vital, por ejemplo, cuando alguien se queda inmovilizado en cualquier tipo de vía. Quienes cuentan con el carné de conducir saben que, según indica el código de circulación, el accionado de las luces intermitentes del coche debe realizarse previamente a la maniobra, y no conlleva un derecho a efectuarla: es, simplemente, un aviso sobre las intenciones.
Descripción de los intermitentes
Salvo en algunos países, como los Estados Unidos -en donde son rojos-, estos indicadores de dirección son luces intermitentes de color naranja. En función del tipo de vehículo, se incorporan entre cuatro y ocho intermitentes. Así, las motos llevan cuatro, lo coches suelen llevar seis (dos delante, dos detrás y uno en cada lateral) y los autobuses ocho.
Cómo utilizar correctamente las luces intermitentes del coche
Según diversas encuestas realizadas entre los conductores españoles, una de las cosas que más les altera es que los demás no utilicen adecuadamente los intermitentes. En principio, el gesto es muy sencillo: basta con mover ligeramente una palanca, arriba o abajo, para informar a los demás sobre sus intenciones con la antelación necesaria. Es preciso concienciar a todos los automovilistas de la importancia que tiene para todos, no solo para el confort y la tranquilidad de los conductores, también para la integridad, llegado el caso, del propio automóvil.
Por otra parte, existen lugares y maniobras específicas que pueden resultar más complicados y peligrosos que el resto. Uno de ellos son las rotondas, en las que resulta fundamental señalizar la intención de abandonar la glorieta para no sorprender a los que esperan para incorporarse a ella ni a los vehículos que conducen detrás del propio coche. Asimismo, para incorporarse a la circulación, mantener los intermitentes activados es imprescindible, ya sea desde un estacionamiento o desde una entrada a la autovía.
Los giros y los cambios de sentido, por otra parte, siempre deben señalarse con las luces intermitentes del coche: es preciso hacerlo en primer lugar, antes de reducir la velocidad, para evitarle un susto inesperado al conductor del coche que va detrás, el cual podría derivar en un frenazo brusco... o algo peor. Por último, en caso de adelantamiento -una de las maniobras con más riesgo que existen, especialmente en las vías de doble sentido-, los intermitentes permiten comunicar esa intención, aunque ello no significa tener ningún tipo de prioridad para ejecutar la maniobra.