Si alguna vez ves un charco debajo de tu coche, sobre todo en verano después de haber circulado con él usando el aire acondicionado, no debemos preocuparnos. Lo más normal es que se deba simplemente al agua que se condensa al funcionar el sistema de climatización. Sin embargo, puede que sí tengamos una fuga que puede ser peligrosa.
Vamos a ver cómo saber si realmente debemos preocuparnos o si, por el contrario, se trata de algo normal debido a la condensación de la humedad del aire en el sistema de climatización.
Qué hacer si mi coche pierde agua
En el caso de detectar un charco en el suelo tras haberlo dejado aparcado durante unas horas en el mismo lugar, lo primero que hay que hacer es ver de qué líquido se trata. Para ello, lo mejor es usar un trozo de papel de cocina o un pañuelo de papel y empaparlo en el líquido. Si es incoloro y no huele a nada, es agua. En el coche no hay agua en ningún órgano mecánico, de modo que ese charco sólo puede ser producto de la condensación del sistema de climatización.
Si la mancha en el papel tiene un color rosado y es aceitoso puede ser fluido de la dirección asistida o de la caja de cambios automática, también del refrigerante del motor. Para saber de cuál de ellos se trata, deberemos verificar el nivel de cada uno de estos elementos.
Si el líquido es verdoso, seguramente se trate del refrigerante, salvo que estemos hablando de un Citroën con suspensión hidroneumática, en cuyo caso esa macha verde puede ser una fuga del aceite LHM del sistema de suspensión.
Mi coche pierde agua: cómo reparar una fuga del radiador del coche
El radiador es un elemento vital en la mecánica del vehículo, puesto que evita el sobrecalentamiento del motor. Debido a que por él circula agua y líquido refrigerante habitualmente, cuando se produce una avería, es fácil detectarla por el clásico charco del suelo que se produce justo bajo el frontal. La mayoría de los conductores suelen llevar el coche al taller para efectuar la reparación o sustitución de esta pieza, la cual es bastante cara, pero lo cierto es que cualquiera puede hacerlo por sí mismo, al menos, para solventar una situación de emergencia.
El primer paso consiste en arrancar el motor, esperar a que se caliente y detectar el lugar exacto de la fuga. Después, es necesario quitar la agarradera de la manguera de la que proviene la pérdida y sustituirla por una nueva o aplicar un sellador para sistemas refrigerantes que se puede comprar en cualquier gasolinera o gran supermercado. Una vez hecho, es necesario esperar un par de horas para que el motor se enfríe y drene el radiador. En este punto, conviene cubrir la superficie que estaba dañada con resina epoxi para sellarla. Finalmente, solo queda rellenar los niveles de líquido refrigerante (40 % de agua y 60 % de refrigerante). Probablemente, con esto baste para solucionar el problema por completo, pero nunca está de más, cuando sea posible, llevar el coche a un taller para que un mecánico lo revise y certifique su buen estado.