El sistema de frenado más empleado en la mayoría de los automóviles, ya sean de gama baja o alta, son los discos de freno. Es un sistema usado sobre todo en el eje delantero del coche, ya que es aquí donde se necesita una mayor fuerza de fricción para detener el movimiento del vehículo. En todo mecanismo de discos de freno, juegan un papel destacado las pastillas, la misión de estas pequeñas piezas aplanadas es la de producir la adherencia necesaria para detener la energía cinética del coche y transformarla en calor que deben disipar ellas mismas y los discos.
Existen diversos tipos de pastillas de freno dependiendo el tipo de vehículo o según las necesidades de cada conductor. Sin embargo, todas ellas cumplen dos requisitos imprescindibles: en primer lugar, generan una gran fricción al entrar en contacto con el disco de freno y por otra parte, soportan temperaturas muy elevadas. Así, hoy en día se pueden encontrar pastillas de freno de diversos tipos atendiendo al material que se haya empleado para su fabricación. En el mercado podemos encontrar pastillas metálicas, orgánicas o de cerámica.
Cada material tiene sus ventajas y desventajas, por ejemplo, las pastillas metálicas dan grandes resultados pese a que a la larga pueden dañar los demás elementos del mecanismo de frenado, los materiales orgánicos no son recomendados en lugares con clima húmedo, mientras que la cerámica es un material que resiste bien las altas temperaturas.
Cada cuánto tiempo ha de realizarse el cambio de pastillas de freno
Las pastillas de freno no son un elemento que suela sufrir averías, pero con el tiempo acusan un desgaste inevitable, van perdiendo densidad y por tanto la reacción de frenado es más lenta. No existe un kilometraje exacto que indique el momento preciso en que un vehículo necesita el cambio de pastillas de freno, ya que su desgaste depende de diversos factores como el material con el que están fabricadas o el tipo de manejo que realice el conductor. Una conducción agresiva o el manejo frecuente por cuestas reducen la salud de las pastillas de freno de un coche.
Tampoco es lo mismo la conducción por ciudad que por autovía; en el primer caso, las pastillas sufrirán un desgaste mayor al producirse constantes frenadas y cambios de velocidad. Para llevar a cabo una conducción segura, a partir de los 30.000 kilómetros habría que estar atentos a los indicadores de desgaste de las pastillas de freno, aunque su vida puede ser mucho más larga, llegando en algunos casos a los 120.000 kilómetros.
Cualquier conductor que tenga unos conocimientos mínimos de mecánica sabrá darse cuenta a tiempo de cuándo su coche necesita una visita al taller para cambiar las pastillas de freno deterioradas por unas nuevas.
Indicadores que alertan sobre la sustitución de las patillas de freno antiguas por unas nuevas
Para saber si un vehículo necesita un cambio de pastillas de freno, basta con apelar al sentido común y agudizar los sentidos, ante todo el oído y la vista. Los primeros síntomas de unas pastillas de freno en mal estado pueden producirse durante la conducción: que al detener el coche se escuche que los frenos chirrían de una forma extraña, que el contacto con el pedal sea menos firme de lo habitual o que el tiempo de reacción de frenado se haya visto incrementado son señales inequívocas de que el disco o las pastillas están desgastados. Habitualmente el diagnóstico suele centrarse en las pastillas, ya que habitualmente tienen un ciclo de vida menor que el disco de freno.
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Asimismo, hay que prestar atención a la pantalla del salpicadero: si durante el frenado se enciende una luz roja con las letras ABS, debemos llevar cuanto antes el coche al taller. Sin embargo, la forma más directa de comprobar el estado de estas piezas es inspeccionar visualmente su grosor. Para ello basta con desmontar las ruedas y comprobar si las pastillas de freno miden más de dos milímetros, en caso contrario debemos proceder inmediatamente a su sustitución.
Cómo se cambian las pastillas de freno y cuál es su precio
En un taller el precio por la compra de unas pastillas de freno nuevas y la mano de obra necesaria para cambiarlas se sitúa entre 100 y 300 euros, dependiendo la cuantía del material de las pastillas y de si su fabricante es una marca reconocida o una marca blanca. Para aquellos que decidan realizar ellos mismos el cambio de pastillas de freno, cabe destacar que siempre se deberá recurrir a repuestos nuevos y no a piezas de segunda mano, ya que con esta solución solo estaríamos poniendo un parche temporal que nos saldría más caro a la larga. El procedimiento para cambiar las piezas dañadas por otras nuevas es relativamente sencillo y requiere de pocas herramientas.
El primer paso es emplear un gato para elevar el automóvil y desmontar las ruedas mediante un desatornillador de cruz, a continuación se quitan las viejas pastillas desatornillándolas con una llave Allen y haciendo palanca con la propia llave para extraerlas. Posteriormente se insertan las nuevas pastillas, acoplándolas a presión con la pieza superior metálica. Una vez realizado este paso, hay que asegurarlas ajustando el pistón de freno y atornillándolas con la llave Allen. Una vez montadas todas las ruedas de nuevo es necesario presionar el pedal de frenado varias veces para que el pistón y la pastilla encajen a la perfección.
Tras el cambio de las pastillas de freno, es importante que los cien primeros kilómetros de conducción sean suaves, sin frenadas bruscas, para no reducir la vida útil de las pastillas. Por otra parte, conviene saber que una vez instaladas las nuevas pastillas, es normal sentir las primeras veces que se coge el coche un pequeño chirrido cada vez que se pisa el pedal del freno.