Los cambios bruscos de temperatura, los malos hábitos en la conducción o mantener el vehículo parado durante un largo periodo de tiempo son algunas de las causas que provocan que nuestro coche envejezca prematuramente. Y por envejecer nos referimos a un aumento en el número de averías.
De ahí que estar al día en las revisiones propuestas por el fabricante e, incluso, establecer un calendario propio de chequeos, se tornen como indispensables para garantizar su longevidad.
La finalidad de estas revisiones es mantener en óptimo estado la mecánica y la seguridad de cada coche. A partir de parámetros predeterminados de tiempo o número de kilómetros, se sabe cuándo llevar a cabo estas tareas a partir de la primera matriculación. Solo así la garantía de la marca permanece activa y, una vez finalizada su duración, es posible identificar y anticiparse a los problemas, aplazar el desgaste e incrementar la vida útil del automóvil. La prevención es, por ello, el valor fundamental de la misma.
Cada cuánto hacer la revisión del coche: criterios útiles
Las revisiones periódicas del coche deben adaptarse a lo establecido por los fabricantes, quienes suelen incluir dos tipos de referencias complementarias. Así, lo habitual suele ser fijar la primera revisión a los 15 000 kilómetros o al cabo de 12 meses. El momento correcto para llevarlo al taller será, precisamente, cuando se cumpla el primero de estos requisitos.
La segunda revisión suele recomendarse entre los 30 000 y los 35 000 kilómetros recorridos, y se concentra sobre todo en la validación de los sistemas de seguridad activa y pasiva, el líquido anticongelante y una minuciosa supervisión de todos los procesos que ya fueron incluidos en el primer chequeo.
Es decir, el cambio de aceite, la sustitución de los filtros principales, el sistema de escape, las bujías (en los coches de gasolina), las correas de servicio, los discos y las pastillas de freno, los neumáticos, la iluminación y los diferentes niveles de los líquidos. La tercera revisión, por su parte, incluye todos estos puntos y se ha de realizar en torno a los 60 000 kilómetros. La revisión del líquido de los frenos, los cuales pueden precisar determinados tratamientos, así como la posible sustitución de la correa de distribución son sus principales novedades.
Qué revisiones hay que hacer al coche después de la tercera
Para concretar cada cuánto hacer la revisión del coche a partir de este momento, lo mejor es plantear las sucesivas cada 10 000 o 15 000 kilómetros, según las circunstancias. El sentido común establece que nunca está de más realizar este tipo de revisiones preventivas, que optimizan el estado del vehículo y permiten conducirlo con mayor tranquilidad, al tiempo que minimizan los riesgos de averías graves. En todo caso, es imprescindible seguir las indicaciones del fabricante y sellar, tras su realización, el libro de servicio del vehículo, donde quedará constancia de las distintas tareas realizadas.
¿Dónde realizar la revisión?
Para pasar la revisión oficial de tu vehículo debes acudir a un concesionario o un taller oficial con capacidad legal para sellar el libro de mantenimiento y poder conservar la garantía oficial del coche. El hecho de pasarla te concede más seguridad y tranquilidad en tus trayectos y además la aparición de menos averías.