Los neumáticos son el elemento más importante de un coche porque es el único que nos mantiene en contacto con el suelo. Para que la seguridad de los ocupantes prime siempre por encima de todo, hay gomas que optimizan el agarre en condiciones de calor y otras que lo hacen cuando el tiempo es completamente desfavorable. La gran mayoría de los conductores siempre llevan equipados neumáticos de verano, pero hay quien prefiere los de invierno y los lleva incluso en época estival... ¿Qué pasa cuando llevamos neumáticos de invierno en verano? Pues te lo explicamos a continuación...
Consecuencias de usar neumáticos de invierno en verano
Los neumáticos de invierno en verano ofrecen unas prestaciones realmente reducidas. Esto se debe, fundamentalmente, a que su superficie, la cual cuenta con grabados más profundos y dibujos más notorios, ofrece un agarre muy elevado, lo que conlleva que, en situaciones de seco y altas temperaturas, la conducción sea realmente incómoda, sobre todo, si se compara con los de verano. Además, se degradan muy rápido.
La razón por la cual los neumáticos de invierno en verano se degradan tan rápidamente reside en el hecho de que están fabricados a partir de gomas con compuestos muy blandos. En general, con temperaturas bajas, ofrecen unas prestaciones excelentes y prácticamente no se degradan, pero no sucede lo mismo con el calor. Asimismo, hay que recordar que estas cubiertas son bastante más caras que los neumáticos todo el tiempo o los neumáticos de verano, por lo que también supone una pérdida de dinero importante.
Diferencias entre neumáticos de verano e invierno
La principal diferencia existente entre ambos radica en el material a partir del cual han sido fabricados. En este sentido, los neumáticos de verano han sido elaborados a partir de gomas con compuestos duros que se agarran a la perfección al asfalto cuando este se encuentra a altas temperaturas. Sin embargo, no lo hace tan bien cuando se encuentra frío. Por el contrario, como ya se ha comentado, los de invierno son blandos y presentan una adherencia excelente a bajas temperaturas, sobre mojado y sobre hielo.
La otra diferencia palpable se encuentra en los dibujos y grabados. Los cuales no son tan profundos en los de verano como en los de invierno, ya que no están preparados para evacuar grandes cantidades de agua ni ofrecer adherencia sobre terrenos especialmente resbaladizos. Por ello, en el caso de aquellas zonas en las que el clima es relativamente estable y no suele helar ni nevar, lo más recomendable es el uso de neumáticos válidos para todas las estaciones.