Hablar del aceite del motor es hacerlo del líquido encargado de mantener bien lubricadas, limpias y refrigeradas todas y cada una de las piezas móviles que juegan un papel indispensable en el proceso de combustión y, consecuentemente, en el funcionamiento del motor del vehículo. Dado que los motores más modernos, principalmente los turboalimentados, alcanzan temperaturas muy elevadas, si no existe este enfriamiento mediante aceite, se produciría la fundición de las piezas debido a los altos niveles de fricción existentes, lo que terminaría por inutilizarlas y, lógicamente, por gripar el motor.
Tipos de aceite para el coche
En términos generales, es posible distinguir entre dos tipos de aceites para motores. Por un lado están los minerales, que son resultado directo de un minucioso proceso de destilación del petróleo. En este sentido, siempre se aconseja que, aunque no se hayan llegado a los kilómetros máximos establecidos por el fabricante (entre los 5000 y los 10.000 kilómetros) es recomendable sustituirlos, al menos, una vez al año ya que a partir de ese momento pierden la mayoría de sus propiedades.
Por otro lado, están los aceites sintéticos, que son de mayor calidad y que poseen una base refinada y destilada y que se someten a diversos procesos químicos de transformación hasta que son capaces de ofrecer unas prestaciones determinadas. Pueden mantener sus propiedades intactas hasta dos años como máximo y protegen mejor los componentes del motor, aunque son bastante más caros.
La viscosidad, un aspecto clave
A pesar de que hay muy buenas y económicas opciones en el mercado actual, lo recomendable es hacerte con uno que no solo sea de buena calidad. También hay que tener en cuenta la viscosidad. Esta característica hace referencia a la resistencia que, al fluir por los componentes del motor, ofrecen las moléculas que constituyen el aceite. Es importante no confundir este parámetro con el índice de viscosidad, ya que este hace referencia a la variación producida por los cambios de temperatura.
Partiendo de esta base, que sea fluido a bajas temperaturas es vital a la hora de determinar qué aceite para motor es mejor ya que, de este modo, el conductor se asegurará de que la sustancia se adherirá eficientemente a los componentes metálicos del motor cuando este está frío, lo que también se traducirá en un mejor y más rápido arranque en invierno. Sin embargo, también ha de mantener una viscosidad suficiente como para no resultar demasiado líquido y escurriéndose entre los componentes o quemándose en esas pequeñas zonas con holgura que suelen aparecer en los coches conforme avanzan sus años de antigüedad.
Determinar el grado de viscosidad de un aceite es muy sencillo puesto que, por regla general, aparece en gran tamaño en la etiqueta del envase que lo contiene junto a la información que aclara si es monogrado o multigrado. Habitualmente, suele representarse mediante el formato XW - Y (por ejemplo, 15W - 40). La primera cifra hace referencia a la fluidez de las moléculas a bajas temperaturas, mientras que la segunda está relacionada con las altas.
En este sentido, cuando un fabricante especifica cuál es el mejor aceite de coche para un modelo determinado, siempre se puede buscar un aceite más viscoso a temperaturas bajas sin que haya repercusión negativa sobre el funcionamiento del motor, aunque no así respecto a las altas. Por ejemplo, si la marca afirma que el modelo ofrece sus mejores prestaciones con un aceite 20W - 40, es posible comprar uno de 10W - 40 y disfrutar de un mejor rendimiento en invierno sin ningún problema.
Entonces, ¿qué aceite es mejor?
Sin duda, los mejores aceites para el motor son los sintéticos que ofrezcan una elevada viscosidad a bajas temperaturas ya que, en términos generales, ofrecen un mejor rendimiento, protegen la mecánica y poseen una vida útil más prolongada que los minerales, lo que acaba conllevando en que su elevado precio acabe convirtiéndose en una inversión perfectamente amortizable en el tiempo. Además, conviene recordar que, para que funcionen a la perfección, debe sustituirse el filtro del aceite en cada cambio, pues uno sucio puede deteriorar sus propiedades.