Estos aspectos no son otros que los relacionados con la emisión de partículas contaminantes. Así, gracias a la normativa Euro5, los fabricantes que quieran comercializar sus vehículos dentro de Europa están obligados a crear motores capaces de reducir notablemente las emisiones perjudiciales para el entorno, un camino que lleva recorriéndose ya durante algunos años intentado reducir el impacto ambiental de la industria automotriz.
Particularidades históricas sobre las normas Euro 1 2 3 4 5 y 6
La norma Euro 5 es solamente la última de una serie de normativas comunitarias que han querido ir reajustando las emisiones de los coches vendidos dentro de la Unión Europea de forma progresiva. Así, por ejemplo, la Euro 5 se aprobó en el año 2007 pero no entró en vigor hasta el 2009 para los vehículos de categoría B. La primera de esta sucesión de normas, la Euro 1, entró en vigor en el año 1993. Desde entonces, los responsables de medioambiente de la Comunidad Europea han ido resolviendo nuevas normativas de forma periódica hasta llegar a la conocida como Euro 6 de 2015, una serie de especificaciones que aún no se han terminado de aplicar de forma efectiva dentro de la industria comunitaria.
La normativa Euro 5
Hay que tener claro que la norma Euro 5 se centra únicamente en limitar los gases que los vehículos de cualquier clase pueden emitir sin caer en infracciones. Para ello se han creado diferentes grupos de vehículos categorizados por su peso, y es que los requisitos de los turismos o de los grandes vehículos comerciales no pueden ser similares. Los gases se han de medir tanto en el tubo de escape como en el depósito o el cárter, ya que estas son zonas en las que se acumulan gases contaminantes debido a la evaporación del combustible. Las categorías más comunes son la M y la N-1, ya que engloban a turismos y vehículos comerciales pequeños, por lo que es fundamental fijarse en las emisiones que se permiten a estos coches.
Emisiones de los vehículos Euro 5
Los vehículos pertenecientes a las categorías M y N-1 son los turismos y automóviles comerciales que no sobrepasen los 1305 kg de peso. En el caso de montar motores diésel, la emisión de monóxido de carbono debe estar por debajo de los 500 mg/km, mientras que la cantidad de partículas liberadas a la atmósfera no puede superar los 5 mg/km. Las cifras cambian sustancialmente cuando se trata de motores de gasolina o de gas, ya que estos propulsores tienen características muy diferentes. Así, en estos casos el monóxido de carbono emitido no puede superar los 1000 mg/km, mientras que las partículas sí que se mantienen dentro de los mismos 5 mg/km señalados para los autos Euro 5 que monten propulsores alimentados con diésel.