El verano ha quedado atrás ya para muchos al igual que el descanso, el relax y el llegar a tiempo a todas partes. Con la (bendita) rutina diaria uno de los aspectos que ha vuelto han sido los atascos. Porque creo que a pocos nos gusta madrugar, pero encima hacerlo para meterte en una interminable cola de vehículos y avanzar a trompicones hacia una bronca por habernos retrasado, ver cómo el tiempo corre y no conseguimos llegar nunca a nuestro destino (ya sea el colegio de los niños, el trabajo o regresar a casa tras una estresante jornada de trabajo) o detenerse en medio de la nada mientras nuestros cálculos horarios y nuestros objetivos quedan en suspenso. Un contexto en el que, sin duda, se ponen a prueba la templanza y el buen humor de muchos conductores, lo que, en ningún caso, ayuda a solventar la situación.
Lo mejor para no sufrir los rigores de un atasco, es evitarlo. En el caso de las congestiones diarias por desplazamientos laborales en los grandes núcleos urbanos, la Dirección General de Tráfico recomienda evitar las horas punta, procurando salir de casa antes de las 07:30 de la mañana o después de las 10:00. A la hora de regresar, aconseja emprender camino antes de las 16:30 o después de las 20:00 horas. En el caso de los atascos inesperados en largos desplazamientos, las recomendaciones giran en torno a la anticipación y búsqueda de rutas descongestionadas, apoyándose en las aplicaciones que facilitan la situación del tráfico en tiempo real, ya que son capaces de proponernos la ruta más despejada y de informarnos con antelación de obras y accidentes.
Consejos para calmarte en los atascos
Sin embargo, estas soluciones no siempre son aplicables y tampoco pueden garantizar al 100% que no quedemos atrapados en un atasco. Por eso, debemos estar preparados para afrontarlo con calma. Y una buena forma de conseguirlo es teniendo en cuenta algunos consejos que hemos elaborado con la ayuda de los expertos de Alquiber.
Controla tus pensamientos: Evita sufrir el atasco antes de llegar a él. En muchas ocasiones, el estrés por ese atasco al que nos vamos a enfrentar sí o sí lo llevamos cocinando desde horas antes. Por eso, la primera recomendación es evitar pensar en ello y librarnos del estrés previo, incluso recurriendo a técnicas de relajación y control de la respiración que bajen nuestras pulsaciones. No es lo mismo afrontar un atasco de mal humor que hacerlo de un modo más calmado.
Mejora el ambiente: Estamos en un atasco y parece que la tortura no tiene final. ¿No será mejor ponernos cómodos? Ponte a gusto en tu asiento y coloca los espejos de forma que no tengas que estirar demasiado el cuello para ver a los demás vehículos. Mantén una postura relajada, dentro de los límites de la rectitud al volante, y así evitarás el típico dolor de espalda tras muchas horas de conducción. Relaja tu estado de ánimo con tu música favorita o conecta con tu podcast de cabecera y aprovecha este tiempo para informarte. Y crea buen rollo, cediendo el paso de vez en cuando, lo que contribuirá a tu bienestar y a la mejora de la fluidez del tráfico: deja que haya fluidez de tráfico cediendo el paso al primero de la cola que se va a incorporar.
Cumple las normas: Muy importante. No dejes que la desesperación te lleve a cometer actos imprudentes, fuera de los límites del sentido común y la normativa. Nunca cedas a conductas inapropiadas que puedan poner en peligro a los demás, a ti y a tu vehículo. Recuerda que el claxon no es una herramienta para gritar y liberar tu estrés generando ruido sin ningún motivo de urgencia. Respeta la distancia de seguridad (no hacerlo es una infracción grave recogida en el artículo 76 del Reglamento General de Circulación, que puede acarrear una multa de hasta 200 euros y la retirada de 4 puntos) y deja espacio suficiente para reaccionar y frenar el vehículo a tiempo en caso de que surja un imprevisto. Para gestionar los sentimientos hacia ese conductor listillo que ocupa ese espacio de seguridad en una inútil búsqueda de ventaja entre sus vecinos de atasco, revisa los consejos 1 y 2. Cambiar de carril en un atasco no vale para mucho y la sensación de avanzar más en un carril que en otro sólo está en nuestra cabeza. Hacerlo sólo provocará más nervios en los demás conductores, les animará a adelantar ellos también, provocará más acelerones y frenazos y contribuirá al efecto acordeón.
No la pagues con tus niños: Si crees que no hay nada peor que un atasco mañanero prueba a sufrirlo camino del cole. Mantener una conducta ejemplar con niños alborotados o aburridos en un atasco es un reto de altura. Para intentarlo, sólo cabe releer muchas veces los consejos 1 y 2, ponerlos en práctica y probar alguna fórmula para intentar distraerlos, como repasar la lección, proponerles algún típico juego de coche. Recordemos que somos el espejo en el que se miran y tratemos de mantener la mente despejada para no empeorar la situación devolviéndoles de golpe todo el estrés que nos han hecho acumular durante el atasco.