La noche del sábado 29 al domingo 30 de noviembre toca cambiar de hora para adaptarse el horario de invierno. A las 3 de la mañana deberemos retrasar una hora nuestros relojes, lo cual implica más cambios de lo que podamos pensar.
Somos esclavos del reloj, y atrasar una hora este aparato significa desplazar una hora todas nuestras actividades diarias. Nuestro cuerpo tiene una inercia, los primeros días es probable que nos despertemos una hora antes de que suene el despertador, tendremos hambre una hora antes, nos dará antes el sueño...
El cambio de hora supone que exijamos a nuestro cuerpo que varíe sus costumbres y hábitos. Hay personas a quienes esto no les afecta demasiado de una forma evidente, otras para las que es un verdadero incordio y sí les cuesta más adaptarse e, indudablemente, nuestro estado físico nos afecta a la conducción.
Tenemos que ser conscientes de que es probable que estemos más cansados al salir del trabajo (para nuestro cuerpo, estaremos saliendo de trabajar una hora más tarde), que tengamos hambre a otras horas... y esto afecta a nuestra atención y reflejos cuando conducimos.
También puede ser un buen momento para hacer el cambio de neumáticos de verano a los de invierno o, si toca cambiarlos por desgaste, pensar si cambiarlos por unos neumáticos de todo tiempo.
Cambios al amanecer y al anochecer
Al margen de que los días se siguen acortando en cuanto a horas de luz hasta el solsticio de invierno (alrededor del 24 de diciembre), el cambiar de hora esta madrugada implica que inmediatamente, la hora del amanecer y del anochecer cambie. Amanecerá a las 8 en vez de a las 9 y anochecerá a las 18 en vez de a las 19. Esto implica que para muchos, cuando cojan el coche el lunes para ir a trabajar ya esté amaneciendo en lugar de ir completamente a oscuras, pero también que sea noche cerrada cuando regresan a casa.
Los cambios en la luz de los trayectos que hacemos habitualmente son importantes y ser consciente de estos cambios para tomar mayores precauciones es fundamental para mejorar nuestra seguridad vial.
Sobre todo en las primeras semanas tras el cambio de horario de verano a invierno debemos aumentar nuestra atención al volante y ser más precavidos, especialmente en lo referente al cansancio y la somnolencia al volante.
