Desde hace aproximadamente una década, la electrificación en el sector del automóvil ha crecido exponencialmente. Sin embargo, aunque ahora los vehículos eléctricos puros (los BEV) cuenten cada vez con más adeptos, hasta hace bien poco quien quería tener un modelo ‘con enchufe’ recurría a los híbridos enchufables. Más desde que la DGT los equiparase en etiqueta con los 100% eléctricos pues los phev lucen el sello CERO de la DGT.
Una elección que hoy por hoy sigue tornándose como la tecnología puente para acabar comprándose un coche eléctrico por ser la única que aglutina las virtudes de las dos. Cierto es que hoy por hoy no viven su mejor momento al experimentar, mes a mes descensos en las matriculaciones, acumulando una bajada del 3,55% en comparación con el mismo periodo del 2023, representando tan solo el 4,82% del mercado. Eso en un mercado que tiende a la baja y con un tipo de vehículo que suele ser entre 10.000 y 15.000 euros más caro que los semejantes de combustión.
Pero el hecho de poder hacer un uso diario de su entramado eléctrico y, sobre todo, de ofrecer un coste por kilómetro más reducido que si lo comparamos con un diésel o gasolina, hacen que muchos compradores pongan sus ojos sobre ellos. Pero ojo, porque para conseguir reducir el coste por kilómetro es vital que los híbridos enchufables sean empleados como eso, enchufables. Si simplemente adquieres un phev para lucir la etiqueta no vas a rentabilizar nunca su sobrecoste.
¿Cuándo interesa un phev?
Para que te hagas una idea, incluso haciendo un uso intensivo de la electricidad, la OCU estipuló que un phev empieza a ser rentable a partir de los 140.000 kilómetros. Un estudio que, eso sí, elaboró antes de que los precios de la gasolina y el diésel alcanzase máximos históricos. Sea como fuere, la conclusión es clara, adquirir un phev viene siempre ligado a la necesidad de tener un punto de carga próximo y de poder circular con el modo EV el mayor tiempo posible.
Solo así conseguirás obtener un coste por kilometraje bajo el cual podría ser de tan solo 8 euros para cubrir los 100 primeros kilómetros. Tarifa que será conseguirás con un modelo como el 308 phev de esta prueba en el que te será sencillo cubrir 50 kilómetros en modo eléctrico. En ellos, la tarifa con un plan de luz en el que pagues 0,17 ct/kW hacer esos 50 kilómetros te saldrá por poco más de 2 euros mientras que en los restantes 50 kilómetros, con un gasto medio de aproximadamente 3,5 l/100 km, la cuenta sale en torno a unos 6 euros. El resultado, algo menos de 8 euros para cubrir esos 100 km que son casi 2,5 euros menos que el 308 de gasolina y 0,50 ct menos que con el BlueHDi, eso sí, ambos con 130 CV.
Por lo tanto, finalmente podemos concluir que para que un híbrido enchufable sea rentable se deben dar dos factores:
- Cargar a diario: es básico tener siempre una toma de carga a nuestra disposición. Además, en el caso concreto de este 308 Hybrid admite cargas de hasta 7,4 kW lo que reduce significativamente el tiempo de espera. No obstante, en una noche la mayoría de phev pueden tener toda la carga al completo.
- No abuses del kilometraje: aunque matizamos, del kilometraje eléctrico. Como si de un renting se tratase, cuantos más kilómetros hagamos sin emplear el motor de combustión, más rentabilidad le sacaremos lo que nos lleva a estar siempre en unión con el punto anterior, el de cargarlo siempre. Además, para un uso diario compensa pues la media de kilómetros de un español según los estudios europeos de unos 53 kilómetros diarios, rango que la mayoría de phev cumplen de sobra.