Porsche 930

Su impresionante tracción a las cuatro ruedas y su cambio automático de doble embrague de siete marchas lo convierten en uno de los vehículos más fiables que existen a altas velocidades. Se puede adquirir en carrocería cupé y descapotable, ambos muy similares en prestaciones y acabados al 911 Carrera S, con un agarre en curvas similar y una capacidad de aceleración incluso mayor que la de aquél.

Un deportivo con más de 40 años de historia

Fabricado en la planta alemana de Zuffwnhausen, Stuttgart, a este súper deportivo se le conoce popularmente como el 911 Turbo. Su presentación al mundo tuvo lugar en el Salón del Automóvil de París del año 1974. Un año después se empezó a comercializar un vehículo que representa la segunda generación del mítico 911.

Incorpora a partir de éste un paragolpes frontal, lo que obligó a modificar los intermitentes delanteros. Además se añadió un motor de más categoría (hasta 300 CV en la versión de 1977) y una mejora en el tren trasero para aumentar su estabilidad. Su transmisión de propulsión dispone de una caja de cambios de 4 velocidades que venía a sustituir a la anterior de 5 velocidades, algo que fue una auténtica revolución para la época.

Ventajas y desventajas del porsche 930

Estas son algunas de las características que definen a un coche que lo apuesta todo a la velocidad:

• Acelera más rápido que algunos de sus principales competidores, como el BMW M6 y el Mercedes-AMG GT S.

• También frena mejor: necesita 3,2 metros menos que el Audi R8 V10 para detenerse circulando a una velocidad de 120 Km/h.

• El motor es muy ruidoso, pudiendo llegar a ser incómodo en viajes largos.

• Los asientos se encuentran cerca del suelo, lo que dificulta la entrada y salida del vehículo.

Quizás su principal competidor sea el Nissan GT-R, que acelera menos que el Porsche y su dirección tiene más imperfecciones en movimientos pequeños. La tracción del vehículo de la firma nipona es también integral pero a todas luces menos fiable, ya que las ruedas traseras no giran en sentido contrario a las delanteras, como sí lo hacen las del Porsche. Por último, el cambio del deportivo alemán tiene una relación sin tirones, algo que sí se nota ligeramente en el GT-R.

Motores y precios del porsche 930

Su motor trasero de seis cilindros y 3.800 cc entrega una potencia de 540 CV. Según datos de la propia marca tiene un consumo urbano de 11,8 litros cada 100 km y de 7,5 litros en vías urbanas. Tiene una velocidad máxima de 320 Km/h, acelerando de 0 a 100 km/h en apenas 3 segundos. Su versión Turbo S alcanza los 580 CV de potencia y se encuentra disponible desde 235.574€ (250.506 en su versión Cabrio), mientras que la versión descapotable se vende por 218.334€.

Grandes posibilidades de personalización

Su interior cambia notablemente frente a sus predecesores, aunque recuerda irremediablemente al del Carrera. El material del tapizado se antoja más elegante y la principal novedad es su volante, bastante similar al del 918 Spyder que, gracias a su cuadro, permite seleccionar entre varios tipos de conducción: Normal, Sport, Sport Plus e Individual. Adicionalmente se pueden incluir numerosos equipamientos extra: asientos con ventilación, arranque con manos libres, sistema de reconocimiento de señales, elementos aerodinámicos, asistente en caso de cambio de carril involuntario y un largo etcétera. Cuenta con un sistema multimedia del más avanzado nivel y que comparte con el Porsche Carrera (Porsche Comunication Management), con una pantalla táctil de 7 pulgadas que hace las veces de sistema de infoentretenimiento y consola central.

¿Por qué elegir el porsche 930?

Para los amantes de la velocidad este es un modelo extraordinario, especialmente en cuanto a aceleración se refiere. No solo en parado, también por su capacidad de frenado y su agilidad en curva. Su potente motorización se siente desde la arrancada inicial. Sus ruedas traseras no solo traccionan, también giran (hasta 2,8 grados a baja velocidad) en sentido opuesta a las delanteras, otorgando estabilidad al vehículo y seguridad a sus ocupantes. Su consumo es además muy razonable para su potencia: poco más de 9 litros cada 100 kilómetros frente a los casi 11 del Audi R8 de 540 CV. Es, en definitiva un deportivo con una aceleración envidiable y una seguridad en carretera de la que muy pocos vehículos de su segmento pueden presumir.