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La segunda generación del Pontiac Trans Sport
El modelo de Pontiac original se lanzó en 1989, pero no fue hasta su segunda versión, la de 1997, cuando despertó el interés en Chevrolet. Pontiac colaboró con Chevrolet para el lanzamiento del vehículo en Europa, y esta empresa vio una buena oportunidad al venderlo con su propio nombre. Lo que hicieron los responsables de Chevrolet, para no confundir a sus seguidores, fue cambiar todos los iconos de Pontiac y sus insignias características por las de su marca. De esta forma el Trans Sport llegó a tiendas europeas como si fuera, en su máxima esencia, un coche de Chevrolet. Y fue algo que le ayudó a llegar más lejos a la vista de la fama de esta marca en Europa.
Un monovolumen muy práctico
El vehículo, ahora disponible dentro de los muchos coches usados a la venta, tiene dos modelos: de 3 y de 4 puertas. En ambos casos se utiliza un cuerpo de U de General Motors que aporta un buen rendimiento al sistema. El motor es un LA1 3400 V6 de 3,4 litros y la transmisión es automática de 4 velocidades. Para esta revisión del monovolumen sus creadores trataron de abandonar algunas de las innovaciones de la versión precedente a fin de proporcionar a los conductores un repertorio de rasgos más conservadores. Era lo que buscaba el público y lo que hacía que los vehículos de marcas como Dodge tuvieran una buena aceptación. Los cambios introducidos en Europa se ajustaron a las necesidades del continente. La justificación de los cambios se encontró en que era necesario para cumplir con las normativas vigentes en Europa.
El legado del Trans Sport
El Chevrolet Trans Sport todavía se encuentra disponible a la venta en sus ejemplares usados. El país del que más suelen proceder es Suiza, dado que fue el lugar donde mejor recorrido tuvo el vehículo. Allí se convirtió en el monovolumen de mayores ventas a lo largo del tiempo en el que estuvo disponible. La buena forma que obtuvo en Europa ayudó a que sus unidades se siguieran vendiendo incluso 2 años después de que el fabricante, Chevrolet, decidiera que había llegado el momento de abandonar su fabricación.